En la cita en las urnas la formación independentista de izquierdas ERC sería la fuerza más votada (41-43 escaños de un total de 135 en el ‘Parlament’). Sus socios conservadores del PdeCat caerían en voto, hasta los 13-15 escaños, y la otra formación secesionista, los anticapitalistas de la CUP, tendrían 7 escaños.
España. Los partidos independentistas no lograrían una mayoría absoluta en las elecciones regionales que el Gobierno español ha convocado para Cataluña el 21 diciembre, según una encuesta de Sigma Dos para El Mundo publicada este domingo.
El sondeo se realizó entre los días 23 y 26 de octubre, antes de la declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlament catalán y la implementación de medidas de intervención en la región por parte del Gobierno central que incluyen el cese del Govern, la disolución de las cortes catalanas y la convocatoria de los comicios autonómicos.
En la cita en las urnas la formación independentista de izquierdas ERC sería la fuerza más votada (41-43 escaños de un total de 135 en el ‘Parlament’). Sus socios conservadores del PdeCat caerían en voto, hasta los 13-15 escaños, y la otra formación secesionista, los anticapitalistas de la CUP, tendrían 7 escaños.
Entre los partidos que defienden la pertenencia a España, el grupo de centro Ciudadanos repetiría como el más votado (26-28 escaños), seguido de los socialistas catalanes del PSC (20-22) y los conservadores del PP (10-12).
Catalunya Sí que es Pot (CSQP), la rama catalana del grupo antiausteridad Podemos, que ha conjugado el rechazo al unilateralismo independentista con críticas a la reticencia a negociar del Gobierno español, obtendría 13 diputados.
La apertura de las urnas deja en una difícil disyuntiva a los grupos políticos independentistas con cuya mayoría se aprobó el viernes en el ‘Parlament’ la DUI.
Los tres grupos separatistas, cuya unión coyuntural daba mayoría parlamentaria al secesionismo, tendrán que elegir ahora entre presentarse a un proceso electoral organizado por un Estado cuya autoridad rechazan y por lo tanto asumir que la DUI tiene más de simbólica que de real; o dejar el Parlament y el gobierno regional en manos de los partidos a favor de la pertenencia a España, además de renunciar a la financiación que otorga la política institucional.