Todos los sondeos apuntan a una victoria por mayoría absoluta del Partido Popular, en la oposición los últimos siete años. Y sin embargo, los partidos minoritarios están viviendo su propia carrera electoral, aprovechando el descontento de los ciudadanos con la situación económica y con la clase política.
Madrid. No tienen posibilidades de ganar, pero los partidos minoritarios españoles podrían aprovechar el descontento de los "indignados" y obtener su pequeña victoria en las elecciones generales del 20 de noviembre.
Todos los sondeos apuntan a una victoria por mayoría absoluta del Partido Popular, en la oposición los últimos siete años. Y sin embargo, los partidos minoritarios están viviendo su propia carrera electoral, aprovechando el descontento de los ciudadanos con la situación económica y con la clase política.
"Sé a quién no voy a votar, más que a quien sí", dijo Paula García, de 22 años y estudiante de comunicación audiovisual. "No voy a votar a los partidos grandes y estoy decidiendo entre IU (Izquierda Unida) y los partidos pequeños".
En las acampadas de Sol, en Internet o en las manifestaciones que han llenado las calles españolas en los últimos meses, muchas de las protestas de los "indignados" - o movimiento 15-M - incluyen la expresión "No les votes", invitando a la ciudadanía a evitar a los partidos mayoritarios, PP y PSOE.
Los grandes beneficiados por esa estrategia, según los sondeos, son Izquierda Unida, tradicional "tercero" en la lista de más votados pero a mucha distancia de los dos grandes partidos, y el centrista Unión, Progreso y Democracia.
Detrás hay toda una serie de formaciones más pequeñas, que si consiguieran un escaño en el Congreso probablemente no lograrían formar un grupo parlamentario propio y se verían abocados a permanecer en el llamado Grupo Mixto del Congreso.
Internet, su baza. Internet y las redes sociales, que jugaron un papel clave en las convocatorias del movimiento 15-M, han sido también el terreno en el que muchos de estos partidos han centrado su campaña dada la escasa presencia que pueden conseguir en los grandes medios de comunicación.
"(El 15-M) en una parte significativa del electorado (y existe) el interrogante del papel que juega no solo en el espacio político sino también en el virtual, el papel de las redes sociales es muy importante", dijo a Reuters el profesor de ciencias políticas de la UNED Jaime Pastor Verdú.
Uno de los partidos que ha intentado aprovecharse del potencial de la red es Equo, partido ecologista encabezado por el ex director de Greenpeace España Juan José Uralde, que podría obtener un escaño y cuyos apoyos se han ido gestando en Internet con una intensa campaña en la red social Twitter.
Otro es el Partido Pirata, miembro del grupo internacional al que pertenecen los partidos Pirata sueco o alemán, que lograron el 8,9% de los votos en las elecciones regionales de Berlín el pasado septiembre y que quiere aprovecharse de lo que considera el hartazgo de la sociedad con el bipartidismo.
"El movimiento del 15-M es apartidista, no hay ningún partido, ni ellos quieren que haya ningún partido que les represente, pero sí hay una gran sintonía con lo que nosotros queremos", explicó a Reuters Daniel Riaño, miembro de la Junta Directiva en España del Partido Pirata.
"Indignación" acumulada. Aunque ha estallado este año, la "indignación" lleva acumulándose un tiempo. En 2004 nació el movimiento Ciudadanos en Blanco, que irá a las urnas con el nombre de "Escaños en Blanco" con el único propósito de conseguir asientos que dejar vacíos para evitar costes para las arcas públicas.
"Como la razón del descontento (de la sociedad) es muy diversa, lo lógico es que los votos en blanco se computen y los escaños se queden vacíos (...) como testimonio visible del descontento de los ciudadanos", dijo Félix Díaz Rubio, representante en Madrid de Escaños en Blanco.
Tras lograr tres puestos en las elecciones locales del 22 de mayo, que siguen vacíos desde entonces, han conseguido presentarse en 23 circunscripciones para el 20 de noviembre.
Es improbable, sin embargo, que los partidos pequeños obtengan un peso importante en el Congreso, dado que los escaños se asignan siguiendo la llamada Ley d'Hondt, un sistema que prima a los partidos mayoritarios y nacionalistas, que son los socios habituales de los gobiernos en minoría.
Además, el pasado marzo -antes de la oleada de protestas de los "indignados"- PP y PSOE aprobaron una nueva ley electoral que endurece los requisitos para que los partidos sin representación en las cámaras puedan concurrir a las elecciones.
La modificación ha sido muy criticada tanto por formaciones creadas en los últimos meses como por partidos que llevan décadas colocando sus papeletas en los colegios electorales sin conseguir un escaño en el Congreso y que tachan la norma de "golpe a la democracia".
"Nos han barrido y nos han quitado de en medio", señaló Norberto Pico, jefe nacional de Falange Española de las Jons, una formación de extrema derecha que no podrá presentarse en Madrid por primera vez desde 1977, y que también firmó el manifiesto.
El más perjudicado sería el PSOE. Los problemas de estos partidos para presentarse o la posibilidad de ganen votos son, pese a todo, casi una anécdota ante una victoria casi segura del conservador PP.
A juicio del profesor Pastor Verdú, el traspaso a partidos pequeños no castigará a los dos grandes, como desean los descontentos, sino sólo a los socialistas, a los que muchos ciudadanos culpan de no haber sabido gestionar una crisis que ha dejado casi cinco millones de desempleados.
"Con esta exigencia de los avales (...) el más beneficiado ha sido el PP, porque los principales grupos de extrema derecha tampoco han podido presentarse".
"Pese al impacto que pueda tener el 15-M, me temo que la mayor parte de los votantes del PSOE pase (...) a la abstención, al nulo o al voto en blanco, más que a IU o Equo", concluyó.