Vestido de traje negro y sin corbata, se vio al mandatario dejar la cárcel escoltado por agentes que forman parte del dispositivo de seguridad que lo acompañará en todo momento.
Brasil.- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue autorizado por la Justicia a salir por primera vez de la cárcel para asistir al entierro de su nieto de 7 años, quien falleció este viernes a causa de una meningitis. Lula, encarcelado desde hace casi 11 meses, cumple dos condenas por corrupción.
Vestido de traje negro y sin corbata, se vio al mandatario dejar la cárcel escoltado por agentes que forman parte del dispositivo de seguridad que lo acompañará en todo momento. A las siete de la mañana, el exmandatario abordó un helicóptero en las instalaciones de la Policía Federal de Curitiba, luego fue trasladado al aeropuerto de Bacacheri, donde se subirá a un avión que lo dejará en Sao Paulo.
La cremación del nieto de Lula será en el Cementerio Jardín de la Colina, en Sao Bernardo do Campo, la ciudad en donde el expresidente tiene su residencia. En el mismo cementerio se realizó el sepelio de Marisa Leticia Rocco, la esposa del ex jefe de Estado y que murió en febrero de 2017.
La muerte del nieto de Lula se produjo un mes después de que falleciera el hermano mayor del expresidente, Genival Inácio da Silva, conocido como Vavá, víctima de un tipo raro de cáncer que afectó sus vasos sanguíneos.
A finales de enero, Lula entonces no pudo asistir al entierro de su hermano porque la justicia -después de dos negativas- le otorgó un permiso a última hora, cuando ya se estaba llevando a cabo el funeral.
La jueza Carolina Lebbos, de la Sala de Ejecución Penal de Curitiba, aceptó la solicitud que hizo la defensa del exmandatario basada en la Ley de Ejecución Penal que permite a los condenados salir de prisión para asistir al velatorio de familiares cercanos.
Lula fue encarcelado en abril del año pasado tras haber sido condenado por un tribunal de segunda instancia a 12 años de prisión por corrupción pasiva en un caso vinculado al gigantesco escándalo por los desvíos de la petrolera estatal Petobras.
El mes pasado fue condenado por segunda vez por corrupción, a 12 años y 11 meses de cárcel, acusado de haberse beneficiado de las reformas millonarias que tres constructoras realizaron en una casa de campo que había sido cedida a su familia para descansar.
En total, el expresidente acumula ocho causas en la Justicia, incluidas las dos por las que fue condenado, todas ellas vinculadas con diferentes asuntos de corrupción.