Un día después de que los egipcios protagonizaron una de las mayores protestas en la capital hasta la fecha, la plaza Tahrir de El Cairo permanecía repleta en demanda de la salida del presidente Mubarak, pese a que ninguna manifestación había sido convocada formalmente.
El Cairo. Los egipcios comenzaron este miércoles a calcular el costo económico de más de dos semanas de protestas, mientras que los manifestantes regresaban fortalecidos a la plaza Tahrir de El Cairo para demandar la renuncia inmediata del presidente Hosni Mubarak.
Un día después de que los egipcios protagonizaron una de las mayores protestas en la capital hasta la fecha, la plaza permanecía repleta pese a que ninguna manifestación había sido convocada formalmente.
Karam Mohamed, de la provincia de Beheira en el delta del Nilo, dijo que las protestas estaban cobrando intensidad. "Estamos poniendo presión sobre ellos poco a poco y al final ellos van a caer", comentó.
Los manifestantes dijeron que los organizadores planeaban marchar hacia el edificio de la radio y la televisión estatal el viernes, el día de la próxima gran movilización.
"Creo que la gente en la calle va a colmar el exterior de la emisora de radio y el canal de televisión (...) El presidente Mubarak se va a ir pronto, en tres o cuatro días", dijo Mohamed Sadik, un ingeniero de El Cairo.
Fuentes de seguridad dijeron que un manifestante había muerto y varios sufrieron heridas de bala el martes y el miércoles durante enfrentamientos con policías en una provincia desértica alejada de El Cairo, la primera confrontación sería desde el "Día de la Ira" el 28 de enero cuando los militares fueron desplegados en las calles.
Con Mubarak rehusándose a irse antes de que termine su mandato en septiembre, el Gobierno ha tratado de describirse a si mismo como un baluarte en la lucha contra militantes islamistas y llamó a un retorno a la normalidad por el bien de la economía.
En Berlín, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, exhortó al Gobierno egipcio a poner fin a la ley de emergencia y que implemente más reformas políticas, haciendo eco a comentarios el martes del vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
El gobierno del presidente Barack Obama parece preocupado porque la administración de Mubarak no haga cambios significativos en el país árabe más poblado y que ha sido un aliado estratégico de Washington dentro de un tratado de paz con Israel y en cuanto al control del Canal de Suez.
Alto costo. El vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, quien ha estado dialogando con grupos de oposición, ha sido que ahora hay un mapa de ruta para la transición de poder, pero manifestantes han sido indiferentes a ese plan.
Los intentos del Gobierno egipcio de aliviar el descontento popular que emergió el 25 de enero hasta ahora han fracasado y la economía está sufriendo el impacto.
"No podemos tolerar esta situación por mucho tiempo y debemos poner fin a la crisis lo antes posible", dijo el martes Suleiman.
Los analistas del banco Credit Agricole estiman que la crisis está costando unos US$310 millones por día a Egipto.
Ezzsteel, la mayor siderúrgica de Egipto, reportó que sus plantas estaban operando por debajo de su capacidad total, pero aseguró que una investigación que involucra a su presidente, que ha tenido un destacado puesto en el partido gobernante, no afectará la actividad de la compañía.
El presidente de la empresa, Ahmed Ezz, negó rotundamente las acusaciones sobre falsificación de votos en las elecciones parlamentarias de noviembre pasado.
En Oslo, Statoil ASA informó que ya no estaba perforando en Egipto.
El Canal de Suez, una fuente vital de divisas para Egipto, reportó una caída del 1,6% en los ingresos de enero con respecto a diciembre.
Pero la cifra fue mayor en comparación con el año previo pese a que funcionarios han dicho que las operaciones del canal no se han visto perjudicadas por el malestar.
Del mismo modo, el temido colapso de la libra egipcia no se ha materializado, aunque las autoridades han intervenido en su apoyo.
El Banco Central dijo el miércoles que estaba preparado para intervenir directamente en el mercado cambiario para defender a la moneda y el día previo comenzó a actuar.
"Vamos a intervenir cuando veamos al mercado desordenado", dijo el vicegobernador Hisham Ramez a Reuters, quien sin embargo agregó que el mercado hasta ahora ha estado tranquilo y ordenado.
Enfrentamientos en el desierto. El manifestante en la zona desértica murió cuando fuerzas de seguridad se enfrentaron con una multitud de unas 3.000 personas en Valle Nuevo, una provincia situada a unos 500 kilómetros de El Cairo que incluye un oasis.
Este parece haber sido el primer choque violento serio desde el 28 de enero, cuando la policía fue retirada de las calles egipcias tras haber combatido con manifestantes, lanzado gases lacrimógenos y disparado perdigones.
Mubarak sacó a los militares a la calle esa noche, pero con la retirada de la policía comenzaron varios días de saqueos y desórdenes y muchos prisioneros escaparon de cárceles.
El brazo iraquí de Al Qaeda, el Estado Islámico de Irak, atacó al liderazgo egipcio por no implementar la estricta ley islámica y declaró que para los musulmanes era mejor morir combatiendo a su Gobierno que vivir bajo su dominio.
También llamó a los egipcios musulmanes a liberar a todos los prisioneros de las cárceles de la nación luego de que Suleiman dijo el martes que militantes vinculados a Al Qaeda estaban entre los miles que escaparon de prisión.
"No descansen hasta que los hayan rescatado a todos, luego destrúyanlas (las prisiones) con la ayuda de Dios", dijo en un comunicado divulgado en páginas web islamistas.
La influencia y fuerza del Estado Islámico de Irak es desconocida en Egipto, pero algunos analistas dicen que el grupo puede haber inspirado a un ataque letal en una iglesia egipcia el mes pasado.
Los Hermanos Musulmanes, organización islamista vista como el mayor grupo opositor en Egipto, renunció a la violencia como método para alcanzar el cambio político hace décadas y advirtió que los esfuerzos oficiales por disminuir su influencia pueden promover ideas más radicales en la población.
Muchos de los que colmaron la plaza Tahrir el martes se sumaron por primera vez. Algunos dijeron que fueron inspirados por una emotiva entrevista televisiva a un ejecutivo de Google que relató su detención en manos de las fuerzas de seguridad.