Unos 232.000 niños y adolescentes realizan actividades callejeras en zonas urbanas, donde lavan automóviles, lustran calzado, mendigan o venden golosinas a cambio de propinas.
Alrededor de 1,6 millones de menores de edad en Perú trabajan en condiciones de explotación, de ellos la mitad tienen de 6 a 13 años de edad, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Esa cifra equivale a 12% del total de la población menor de edad en Perú, señaló el INEI en la víspera de la celebración del Día Internacional del Niño.
Unos 232.000 niños y adolescentes realizan actividades callejeras en zonas urbanas, donde lavan automóviles, lustran calzado, mendigan o venden golosinas a cambio de propinas.
Según el INEI, 58,7% de los niños pobres viven en zonas rurales, donde la mayoría realiza labores de pastoreo o coadyuva a sus padres en los cultivos.
También se tienen registros de menores de edad que se emplean en la minería informal e ilegal, en bares clandestinos que se levantan en las inmediaciones de los yacimientos mineros auríferos ilícitos, como en la región de Madre de Dios (sureste), donde incluso niñas y adolescentes son víctimas de explotación sexual.
En el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2007 se detectó en un empadronamiento especial que 328 menores de 18 años, 184 varones y 143 mujeres, vivían en calles de Lima y la vecina provincia constitucional del Callao.
En otras 16 ciudades del interior del país se ubicó a 903 en similar situación, la mayoría de ellos abandonaron el hogar para escapar de la violencia intrafamiliar.
Frente a esa realidad, incluyendo el que la gran mayoría no estudia o deserta del colegio, el gobierno peruano creó el programa Yachay, bajo responsabilidad del ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MMPV), el cual busca restituir los derechos de los menores de edad para que logren su desarrollo integral y prevenirlos de riesgos.
También se ofrece atención especializada a través del servicio "Educadores de la calle", a los menores de edad que laboran o viven en las calles, son mendigos o son explotados sexualmente.
En los últimos 18 meses se han reinsertado en los colegios a 700 niños que laboraban en forma callejera y en la actualidad se da asistencia a otros 5.400.
Por su parte, la organización privada Aldeas Infantiles SOS protege los intereses y derechos de los menores de edad, al proporcionarles hogar seguro y darles la oportunidad de disfrutar experiencias positivas.
En Perú esta organización cuentan con cinco centros, cada uno de ellos con 12 aldeas donde viven 1.422 menores en estado de orfandad o abandono, a la vez que atienden en forma directa a otros 9.000 y de manera indirecta a 8.300, bajo las modalidades de Centros Sociales, Centros Comunitarios, Centros de Coordinación y Hogares Comunitarios.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), los niños y niñas indígenas de Perú conforman el 15,7% de la población, el 78% pertenece a hogares pobres y el 45% se encuentra en extrema pobreza.
Dentro de esos grupos, quienes residen en la región amazónica o en las comunidades alto andina, 78 y 45 por ciento, respectivamente, sufren a mayores niveles de mortalidad, desnutrición y anemia, tienen menor posibilidad de contar con registro de nacimiento, acceso a la educación y fuentes seguras de agua potable.
Perú ha revertido sin embargo algunos factores como la desnutrición crónica, que desde 2010 ha mostrado una disminución de 2,8% en la amazonia y de 2,1% en las partes andinas.
En tanto, la tasa de mortalidad de recién nacidos desde el año 2000 ha disminuido en las áreas rurales de 31 a 14 por cada 1.000 nacidos vivos, mientras que el acceso a la educación Inicial ha aumentado 5% desde 2008.