Con una propuesta de renovación política, gestión prolija y lucha contra la corrupción, el ingeniero de centroderecha de 56 años derrotó en un balotaje presidencial a Daniel Scioli, del peronismo de centroizquierda que lideró el país por 12 años.
Buenos Aires. La ríspida relación de Mauricio Macri con su padre, un magnate que criticaba sus proyectos, lo empujó a renunciar a un futuro asegurado en las empresas de la familia y apostar a una carrera política que coronó el jueves al asumir la presidencia de Argentina.
"Él me boicoteaba", dijo Macri en una entrevista reciente con un canal de TV, confesando que el maltrato de su padre Franco, un inmigrante italiano que construyó un imperio de negocios, lo preparó para soportar las presiones de la política.
Con una propuesta de renovación política, gestión prolija y lucha contra la corrupción, el ingeniero de centroderecha de 56 años derrotó en un balotaje presidencial a Daniel Scioli, del peronismo de centroizquierda que lideró el país por 12 años.
Quizá para probarle a su padre que podía valerse por sí solo, quizá para probárselo a sí mismo, Macri tomó en 1995 las riendas del popular club de fútbol Boca Juniors, en el que logró muchos éxitos deportivos durante sus 12 años de administración.
"Él creyó muchísimo cuando en Boca empezó a ver que podía llevar alegrías y mejorar la vida de la gente. Eso fue como el germen que después se convirtió en este proyecto", dijo José Torello, un amigo de la infancia de Macri que lo acompaña en su vida política y que lo describe como "tímido y perseverante".
Su gestión en el club deportivo incrementó su fama en un país que vive pendiente del fútbol, aunque también le trajo críticas como las del astro Diego Maradona, que lo acusaba de ser avaro y lo llamaba "cartonero", un término usado en Argentina para nombrar a gente pobre que revisa la basura.
"Lo que Macri siempre hizo fue austeridad en cuanto a cuidar la plata y tratar de administrar lo mejor posible", destacó a Reuters Alezandro Berzon, empleado en Boca Juniors durante la gestión de Macri.
El éxito en Boca fue su trampolín hacia la política: con un ímpetu renovador y un discurso llano fundó en el 2003 su propio partido y años después ganó la alcaldía de la capital argentina, Buenos Aires, que gobernó por dos períodos consecutivos.
Pero sus desafíos serán mayores como presidente. Deberá impulsar una economía estancada por la falta de divisas y por la alta inflación y, a la vez, enfrentar la dura oposición de un Congreso dividido y de los poderosos sindicatos peronistas.
Citando las propuestas neoliberales de varios de sus asesores, muchos aseguran que Macri dejará desprotegida a la industria local y hará un ajuste fiscal que llevará a muchos en la pobreza, algo similar a lo sucedido en la década de 1990.
PUNTO DE QUIEBRE
Macri no tenía nada de esto en mente cuando en 1991, a los 32 años, sufrió una dramática experiencia: fue golpeado y secuestrado por una banda que lo tuvo en cautiverio durante dos semanas, hasta que su padre pagó un millonario rescate.
"Desde que fui liberado empecé a vivir de una manera muy distinta (...) Quedé más libre que nunca para hacer cualquier cosa", señaló en su sitio web.
Macri, que se casó tres veces y es padre de cuatro hijos, ha sido criticado por sus dificultades para "conectar" con muchos votantes que lo ven como un empresario frío que sólo beneficiaría a la clase alta.
"Siempre fue un tipo al que le costaba un poco ser más empático con la gente, le costaba relacionarse. Pero eso era su forma de ser", dijo Berzon.
Aunque sus detractores aducen que Macri no ha realizado obras importantes en la ciudad y ha menospreciado la educación y la salud pública -dos símbolos del desarrollo argentino-, sus votantes reconocen las mejoras que logró en el tránsito y en los espacios públicos y su lucha contra la corrupción.
Tras más de una década de una gestión del "kirchnerismo" caracterizada por un estilo beligerante, el país atraviesa una fuerte polarización política que ha provocado peleas en muchas familias. La de Macri no es una excepción, y su padre ha llegado a criticarlo públicamente.
"Mauricio tiene la mente de un presidente, pero no el corazón. Es una vocación. Ser presidente de un país es renunciar a su propia vida, y eso es algo que nunca le pediría a un hijo", dijo hace dos años su padre Franco, que tiempo después recompuso la relación con su hijo.
Macri debió soportar desde el inicio de su carrera política la carga de su apellido, ya que Franco Macri es cuestionado por haberse enriquecido hace décadas con negocios poco transparentes que su grupo Socma hizo con el Estado.
El ingeniero siempre buscó diferenciarse de su padre y sus asesores de imagen han trabajado duro para que el candidato luzca más relajado y, a la vez, como un político diferente a los tradicionales.
"Macri es un líder transformador, moderno, buen armador de equipos, siempre focalizado en solucionar problemas y en aprender. Creo que será un gran presidente que proyectará al país al siglo XXI", dijo a Reuters Marcos Peña, jefe de campaña de la alianza opositora Cambiemos.
A pesar de que dicen que es tímido, el alcalde de Buenos Aires no titubea a la hora de bailar sobre los escenarios, y llegó a disfrazarse de Freddie Mercury en la boda con Juliana Awada, su esposa más reciente.