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Merkel llega a sus pletóricos 60 años con el país en plenitud
Miércoles, Julio 16, 2014 - 16:43

Con bastantes kilos menos que un año atrás -una fisura de pelvis a principios de año la obligó a reposar y aprovechó para hacer dieta- y sin síntomas de cansancio, ésa es la imagen que transmite Merkel ante su pletórico 60 cumpleaños.

Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, cumple mañana 60 años en medio de la euforia de todo el país por la recién conquistada Copa del Mundo de Fútbol y como exponente de fidelidad a un estilo propio que no siempre agrada, pero que hasta ahora ha resultado invencible.

Con bastantes kilos menos que un año atrás -una fisura de pelvis a principios de año la obligó a reposar y aprovechó para hacer dieta- y sin síntomas de cansancio, ésa es la imagen que transmite Merkel ante su pletórico 60 cumpleaños.

La mujer más poderosa del mundo, según la clasificación de "Forbes", piensa celebrarlo en un acto de ribetes académicos en la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU), partido que preside, y a cuyos invitados ha pedido que, en vez de regalos, hagan donativos a la Fundación José Carreras contra la leucemia.

En la Konrad Adenauer Haus pasará la tarde del jueves, de regreso de la cumbre de la Unión Europea que comienza hoy y tras una semana que arrancó para la canciller volviendo del estadio carioca de Maracaná y presidiendo una horas después una cumbre climática con el presidente de Perú, Ollanta Humala, a la que siguió una visita a Croacia.

La visita a Río de Janeiro recargó las pilas, más que fatigó, a una Merkel que ha acompañado desde que en 2005 llegó al poder, y a lo largo de tres Mundiales -2006, 2010 y 2014-, a la selección alemana.

La canciller acrecentó así su imagen de "madre" de todo un país -incluidos los muchachos de la "Mannschaft"-, con una capacidad de trabajo que convierte en difíciles de creer informaciones como la de "Der Spiegel", afirmando que baraja no presentarse a la reelección y dejar el cargo voluntariamente al final de la actual legislatura.

Al frente del país que es la primera economía europea desde 2005, con las riendas de la CDU bien sujetas y acostumbrada a imponer su criterio en la UE, nada parece sustentar esa hipótesis, a no ser que la característica sangre fría de Merkel haya decidido que llegó el momento de jubilarse.

Su popularidad entre sus compatriotas parece hoy por hoy tan inquebrantable como el rechazo que ha despertado en el exterior la doctrina de la austeridad desplegada en la UE, en busca de remedios a la crisis de la zona euro.

"La imagen de Alemania en el exterior sería aún peor de haber sido Gerhard Schröder, con su peculiar estilo machista y hasta arrogante, el canciller encargado de actuar ante la crisis", apuntaba el politólogo alemán Herfried Münckler, en un reciente encuentro con medios extranjeros.

Merkel es exponente de un aparente "antiestilo", sin estridencias ni personalismos, en las antípodas de su antecesor socialdemócrata; Es el "antiestilo" de alguien que acaba imponiéndose, añadía Münckler sobre esta líder atípica crecida en la Alemania comunista y que llegó a la política con 35 años, tras la caída del Muro de Berlín.

Merkel, a quien tan pronto se ha apodado la "canciller de hierro" como "canciller teflón" -porque todo le resbala- sigue siendo un enigma por descodificar, que de "muchachita del este" descubierta por Helmut Kohl pasó a líder imbatible.

Nacida en Hamburgo en 1954 como Angela Dorothea Kassner, la historia de la hija del pastor protestante que servía en la Alemania comunista está destinada a seguir alimentando biografías.

Ineludiblemente se destacará como punto clave de su trayectoria el momento en el que, en 1999, la muchacha de Kohl -y su exministra- llamó a la CDU a emanciparse del patriarca, derrotado en las urnas por Schröder y envuelto en un escándalo de financiación irregular del partido que había liderado durante un cuarto de siglo.

De ser cierta la hipótesis del "Spiegel" de una retirada voluntaria, el siguiente capítulo de su vida podría ser el de "abuela", no de toda Alemania, sino de los nietos de su esposo, el catedrático Joachim Sauer, su segundo marido.

El hombre casado y con dos hijos, al que admiró como mentor en sus tiempos de estudiante de Química en la Alemania comunista, sigue siendo, según explica en las entrevistas más personales, el gran compañero de su vida.

Autores

EFE