El presidente mexicano Felipe Calderón, cuya gestión de seis años terminará en diciembre del 2012, ve como se apaga la posibilidad de que sus proyectos avancen, en parte por choques con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el mayor de la oposición.
México DF. El Congreso de México descartó realizar un periodo extraordinario de sesiones, que había pedido el presidente Felipe Calderón para discutir reformas pendientes, en medio de duras pugnas electorales entre partidos, dijo el martes un diputado oficialista.
Calderón -cuya gestión de seis años terminará en diciembre del 2012 mientras se apaga la posibilidad de que sus proyectos avancen, en parte por choques con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el mayor de la oposición, pidió en junio convocar a sesiones este mes al Congreso, actualmente en receso.
Pero los partidos están enfocados desde ahora en las elecciones presidenciales de julio del próximo año, mientras que varios políticos, entre ellos secretarios de Estado, se muestran muy activos buscando ser candidatos para suceder a Calderón.
"Definitivamente no habrá (periodo extraordinario)", dijo a Reuters el diputado del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), Luis Enrique Mercado, uno de los principales negociadores de reformas del Gobierno en el Congreso.
"Los dictámenes no están terminados", agregó.
Mercado dijo también que ve difícil que las reformas pendientes sean aprobadas en el próximo periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados y el Senado, del 1 de septiembre al 15 de diciembre, debido a las tensiones entre partidos por la aprobación del presupuesto para el 2012.
Entre las reformas que el mandatario quería que se aprobaran está una política, que propone candidaturas independientes y la reelección consecutiva de legisladores, y otra laboral, que busca facilitar el acceso a empleos mientras la economía aún se recupera de la severa recesión del 2009.
Otros proyectos son para apuntalar una ofensiva contra los cárteles de las drogas, como la que busca regular la participación de las fuerzas armadas en labores de seguridad interior, y otra para combatir el lavado de dinero.
Pero los cabildeos de los legisladores del partido gobernante y miembros del gabinete de Calderón fueron insuficientes para convencer al PRI, que tiene mayoría absoluta en la Cámara baja y marcha como favorito para recuperar la presidencia que perdió en el 2000.
El partido opositor, que antes apoyó proyectos de Calderón, recientemente condicionó el aval de reformas impulsadas por el oficialismo a que sea modificada una ley que permitiría a los estados recibir más dinero el próximo año, producto de la recaudación de impuestos y las participaciones federales.