Sus integrantes se hacen pasar por sicarios o miembros de Los Zetas para cometer diversos delitos.
La Secretaría de Marina tiene evidencia de que en Nuevo León han crecido las bandas delincuenciales entre 200 y 500% de jóvenes y menores de edad que, haciéndose pasar por sicarios o miembros de Los Zetas están cometiendo diversos delitos del fuero común como robo de vehículos, robo a casa habitación, a transeúnte, a negocios, así como secuestro exprés.
El crecimiento de la bandas delincuenciales de jóvenes y menores de edad que en su mayoría tienen entre los 13 y 26 años de edad se incrementó a partir de 2009, tras el enfrentamiento que libran el cártel del Golfo y Los Zetas por el territorio neolonés.
La Secretaría de Marina considera que uno de los mayores problemas que en estos momentos enfrenta Nuevo León es el crecimiento de bandas delincuenciales de jóvenes y adolescentes que aprovechando la sicosis que se generó en esa entidad por los narcobloqueos, ejecuciones y cobro de cuotas por derecho de piso.
Las pandillas se hacen pasar por integrantes del cártel de Los Zetas, por lo que no cuentan con nombres definidos al obtener sus ganancias bajo la figura de esa organización criminal.
Las bandas delincuenciales de jóvenes y menores de edad llevan a cabo delitos de alto impacto, para hacerse respetar entre los otros grupos; por ello han aplicado ejecuciones entre sus miembros y los exhiben también colgados de los puentes para demostrar poderío.
Estas bandas delincuenciales han comenzado a conformar grupos que en muchas casos pagan cuotas a las organizaciones delictivas o cárteles del narcotráfico para seguir operando. Sin embargo, el crecimiento de los ilícitos cometidos por los jóvenes o menores de edad nuevamente han puesto en una situación de vulnerabilidad a las familias, sobre todo de la zona metropolitana, quienes prefieren seguir manteniendo su seguridad sin salir de su casa o trabajo.
Las bandas de jóvenes y menores de edad, integradas entre cinco y ocho personas, usualmente acuden a iglesias, restaurantes, plazas comerciales, negocios y sitios concurridos donde pueden obtener grandes ingresos.
Para cometer atracos cuentan con armas de fuego, pero su principal forma de operar es mediante la amenaza de que son de Los Zetas, y que de no obtener las pertenencias necesarias “incendiarán” los negocios y matarán a todos.
Han provocado que los delitos del fuero común se incrementen 200%, sobre todo en lo que corresponde al delito de robo, según revelan las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.