Andrés Manuel López Obrador viene capitalizando el desencanto de millones de mexicanos hartos de gobiernos de los partidos de siempre -el PRI y el conservador PAN- que no han logrado pacificar el país ni limpiar la administración pública.
Ciudad de México. México podría dar su primer volantazo a la izquierda en décadas si el favorito Andrés Manuel López Obrador gana los comicios del domingo con sus promesas de acabar con la arraigada corrupción y la descontrolada violencia criminal, empujar la lenta economía y ayudar a los que menos tienen.
En su tercer intento consecutivo por llegar al poder, el político viene capitalizando el desencanto de millones de mexicanos hartos de gobiernos de los partidos de siempre -el PRI del presidente Enrique Peña Nieto y el conservador PAN- que no han logrado pacificar el país ni limpiar la administración pública.
Sus rivales figuran a dos dígitos de distancia: Ricardo Anaya, de una coalición encabezada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD); y José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se disputan un lejano segundo lugar, según sondeos.
Conocido por su acrónimo AMLO, López Obrador ha prometido cambios al modelo de libre mercado que impera hace décadas en la segunda mayor economía de América Latina, lo que generó preocupación en el mundo financiero y corporativo.
Pero varios de sus asesores han calmado a los mercados y principales líderes de empresas asegurando que López Obrador no es un "radical" y que comulga con el libre mercado.
"Estamos arriba con (una ventaja de) 25-30 puntos porcentuales, pero no hay que confiarse", dijo López Obrador en la semana en un mitin en Guerrero, uno de los estados más golpeados por la violencia ligada al narcotráfico.
"La mafia del poder existe y los jefes están desesperados. Es indispensable el voto masivo, que el triunfo sea contundente", agregó el exalcalde de Ciudad de México, quien ha dicho que podría gestarse un fraude en su contra como el que, asegura, le impidió ganar las presidenciales de 2006.
López Obrador, conocido como "El Peje", por un pez prehistórico de su natal Tabasco, cerrará el miércoles su intensa campaña, primero en Chiapas, luego en Tabasco y por la noche en el mítico estadio Azteca, un recinto de fútbol en la capital con capacidad para casi 90.000 personas.
En su último discurso antes de la votación del domingo, AMLO seguramente insistirá en sus promesas electorales como reducir sueldos a funcionarios, aumentar salarios, congelar los precios de las gasolinas y alimentos y revisar contratos públicos.
Pero esas propuestas han sido calificadas de "populistas" por sus adversarios, quienes aseguran que "El peje" podría llevar a México por la senda de Venezuela, un país sumido en una severa crisis económica. Él asegura que no es como el expresidente venezolano Hugo Chávez ni como Donald Trump, con quien ha dicho espera tener una relación de respeto.
Además de presidente, en las elecciones del domingo serán renovados unos 3.400 cargos públicos, entre diputados, senadores, gobernadores y alcaldes. Más de 89 millones de mexicanos están habilitados para votar.
La coalición encabezada por Morena, el partido de López Obrador, sería la mayor fuerza en ambas cámaras del Congreso, según sondeos, pero se quedaría corta para lograr la mayoría calificada que le permitiría realizar cambios constitucionales.
¿Sorpresas?. Anaya, un abogado de 39 años que ha prometido acabar con la corruptela y enjuiciar a Peña Nieto por supuesta corrupción, se ubica en segundo lugar de las preferencias a una distancia de al menos 14 puntos porcentuales de AMLO, según sondeos.
Cuando parecía que la brecha entre Anaya y López Obrador se acortaba hacia marzo, las acusaciones de lavado de activos en contra del candidato panista y una investigación de la fiscalía federal lo golpearon.
"El régimen priísta, el gobierno, de manera ilegal y facciosa, nos atacó como nunca había ocurrido en la democracia reciente de nuestro país, todo porque el régimen de Peña Nieto nos tiene miedo", se quejó Anaya cifrando su esperanza en el 20 por ciento que aún no decide su voto.
El expresidente del PAN cerrará su campaña el miércoles en Guanajuato, al centro del país, la primera ciudad que visitó en abril cuando arrancó oficialmente la campaña.
En tanto, Meade, exsecretario de Hacienda del actual gobierno, cayó al tercer lugar en los últimos meses en medio de escándalos de corrupción del gobernante PRI.
El también excanciller de 49 años fue acusado por sus contendientes de desvío de recursos públicos durante su gestión en la Secretaría de Desarrollo Social entre 2015 y 2016, pero se ha defendido asegurando que su única mancha es "el vitiligo".
Las últimas mediciones muestran que Meade ha venido acortando su distancia con Anaya, entre otras cosas, gracias a la formidable maquinaria partidista del PRI, que gobernó de forma ininterrumpida entre 1929 y 2000.
"México merece un futuro con certidumbre, estos tres días representan una etapa relevante en la elección y a nadie debe sorprender nuestro triunfo porque somos la mejor opción", dijo Meade, quien cerrará su campaña el miércoles en el estado de Coahuila.