Bajo la consigna "Guatemala no tiene presidente", marchas masivas recorrieron la capital y varios departamentos del país, mientras numerosos comercios cerraron para apoyar la jornada de paro contra el mandatario.
Ciudad de Guatemala. Decenas de miles de guatemaltecos se tomaron las calles del país centroamericano este jueves para exigir la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, acusado de corrupción, quien se resiste a dejar el cargo pese al clamor de la ciudadanía, la Iglesia, los empresarios y algunas instituciones del Estado.
Bajo la consigna "Guatemala no tiene presidente", marchas masivas recorrieron la capital y varios departamentos del país, mientras numerosos comercios, desde la cadena de restaurantes McDonald's a la local Cervecería Centroamericana, cerraron para apoyar la jornada de paro contra el mandatario.
"Fui a hacer presión para que renuncie porque creo que está comprando tiempo. No es posible que haga la vista gorda e ignore que el pueblo ya no lo quiere", dijo Felipe Flores, publicista de 25 años, tras participar en la concentración que abarrotó el centro de Ciudad de Guatemala con cánticos y banderas.
Sin embargo, no hay señales de que Pérez Molina vaya a dimitir antes de los comicios del 6 de septiembre y ha negado tajantemente ser el jefe de la poderosa mafia aduanera conocida como "La Línea", como señalaron el viernes la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
El mandatario rechazó por la noche en una entrevista radial que fuera a renunciar al cargo.
"Hago el llamado a los miles y miles o millones de guatemaltecos que tienen la duda y a los miles también o millones que siguen confiando en Otto Pérez para decirles que tengo la cara de frente, que no he cometido ningún delito, y que voy a dar la cara en donde sea y en donde me toque", dijo.
El Congreso nombró el jueves una comisión integrada por cinco diputados que tiene hasta 60 días para valorar si hay indicios suficientes para que el pleno vote sobre si retira la inmunidad al mandatario para que pueda ser juzgado, para lo que se necesita el apoyo de dos tercios del fragmentado Congreso.
En caso de que le retiraran el fuero, Pérez Molina podría seguir los pasos de su ex vicepresidenta Roxana Baldetti, quien esta semana fue imputada por varios delitos y enviada a prisión a la espera de juicio.
Las investigaciones del Ministerio Público y la CICIG, respaldadas por la ONU y Estados Unidos, apuntan a que Pérez Molina y Baldetti serían los cabecillas de una trama de corrupción que recibía sobornos de los empresarios para defraudar al fisco en las aduanas del país.
La presión sobre presidente, que oficialmente termina su mandato en enero de 2016, se ha incrementado en los últimos días con la renuncia de al menos cinco ministros y el rechazo frontal de varios estamentos políticos y civiles, desde los gremios empresariales a las universidades públicas.
"Por amor a la verdad (...) consideramos que el señor presidente debería reflexionar en su conciencia sobre la decisión de no renunciar. Tememos que su postura actual cause más polarización y genere mayor conflictividad", dijo la Conferencia Episcopal en un comunicado.
También la Procuraduría, ente que representa jurídicamente al Estado, y la Contraloría, que audita las cuentas públicas, enviaron sendos comunicados el miércoles en la noche haciendo un llamado a la renuncia inmediata del presidente y anunciando su adhesión a la protesta nacional.
El escándalo ha opacado la campaña electoral, donde el empresario conservador Manuel Baldizón, del partido Líder, y el candidato independiente Jimmy Morales, un humorista poco conocido, lideran las encuestas de intención de voto, pero sin la ventaja necesaria para evitar una segunda vuelta en octubre.