El mayor sindicato de Italia protesta contra la medida de 25.000 millones de euros, que busca evitar una crisis de deuda similar a la griega.
Roma. Miles de italianos marcharon el sábado en Roma para protestar contra las medidas de austeridad del Gobierno, que incluyen recortes de fondos a autoridades locales y congelamiento de los salarios de trabajadores del sector público.
La protesta llamada "Todo está sobre nuestros hombros", del mayor sindicato de Italia, se produce antes de su huelga de un día el 25 de junio contra el plan de austeridad de 25.000 millones de euros, aprobado por el Gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi para evitar una crisis de deuda similar a la griega.
El sindicato CGIL dice que las medidas de austeridad son injustas e inflingen un dolor desproporcionado sobre la clase pobre trabajadora. El grupo de trabajo tiene casi seis millones de miembros y más de la mitad son pensionistas.
Estudiantes, jubilados, trabajadores públicos y temporales marcharon a través del centro de Roma portando globos y banderas rojas, mientras algunos escuchaban música y jugaban al fútbol a medida que la procesión terminaba.
"Hay una parte de la población - mayormente trabajadores públicos - pero también empleados privados que pagan duramente. Los sacrificios son realizados prácticamente por ellos", dijo Guglielmo Epifani, jefe del sindicato CGIL. "Hay otra parte del país que no está llamada a hacer los sacrificios que podría", indicó.
El sindicato dijo que cerca de 100.000 italianos participaron en la protesta. La cifra no pudo ser confirmada en forma independiente.
La manifestación obtuvo el apoyo de algunos partidos de la oposición, como el centrista Italia de Valores y los comunistas pero no recogió respaldo de todo el bando de izquierda, en un signo de que el Gobierno podría implementar las medidas sin grandes dificultades.
Los otros dos grandes sindicatos de Italia han desestimado respaldar las protestas del CGIL, mientras el líder centrista, Pierferdinando Casini, llamó a la manifestación del sábado "inútil".
"Muchos en Italia no han comprendido aún que estamos sentados sobre un volcán que está a punto de explotar", dijo Casini. "Nadie hoy puede permitirse sentarse junto al río y esperar que pase un cadáver flotando, porque el cadáver podría ser el de nuestro país", sostuvo.