Un sondeo de Datafolha publicado a comienzos de mes muestra que el porcentaje de brasileños que estiman que su Gobierno es "malo" o "muy malo" llegó a un 71%.
Sao Paulo. Decenas de miles de personas protestaban en las calles de varias ciudades de Brasil el domingo pidiendo un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff.
Los manifestantes también mostraban su apoyo al juez federal Sergio Moro, responsable de la denominada "Operación Lavado de Autos", que investiga un millonario esquema de corrupción en la estatal Petrobras.
La tercera manifestación nacional contra el Gobierno de Rousseff este año, tras situaciones similares en marzo y abril, se produce después de una semana en la presidenta ganó impulso político, con decisiones favorables para ella e nivel judicial y con un nuevo acercamiento con el Senado, especialmente el presidente de la Cámara alta, Renan Calheiros.
Sin embargo, las personas que se tomaron las calles el domingo no parecían dispuestos a darle tregua a la presidenta. En ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro, Recife y Brasilia se destacaban enormes banderas verdes y amarillas con la leyenda "Juicio Político Ahora" en negro.
"La corrupción en Brasil llegó al límite del límite, y esto Gobierno deshonra a los brasileños dignos", dijo el abogado Carlos Andrade, que acudió a Copacabana acompañado de su familia.
En Belo Horizonte, en tanto, las protestas contaron con la presencia del presidente del partido PSDB, el senador Aécio Neves, quien fuera derrotado por Rousseff en la elección del año pasado.
Las manifestaciones abarcaban también a Sao Paulo y ciudades como Belém, Maceió y Salvador, además de otras al interior del país.
Un sondeo de Datafolha publicado a comienzos de mes muestra que el porcentaje de brasileños que estiman que su Gobierno es "malo" o "muy malo" llegó a un 71 por ciento.
Ante ese escenario, Rousseff decidió quedarse en Brasilia el fin de semana acompañada por ministros del núcleo de la coordinación política para vigilar las manifestaciones.
Las protestas contra Rousseff se producen en medio de un cierto alivio conseguido por la mandataria en la última semana.
Su Gobierno se volvió a acercar al líder del Senado, en un contrapunto con la difícil situación enfrentada en la Cámara de Diputados, cuyo presidente Eduardo Cunha rompió relaciones con el Gobierno tras ser acusado por un denunciante en la Operación Lavado de Autos de pedir sobornos