A las 5:10 de la mañana (hora local), los seguidores del presidente Hugo Chávez que habían llegado a la Academia Militar a las 11 de la noche, seguían en cola y a 1 km de distancia de entrar a rendirle honores al líder nacional.
Comenzaron a corear en la cola para ingresar a la capilla ardiente "Qué es lo que pasa que esta cola no avanza"
A las 5:10 de la mañana (hora local), los seguidores del presidente Hugo Chávez que habían llegado a la Academia Militar a las 11 de la noche, seguían en cola y a 1 km de distancia de entrar a rendirle honores al líder nacional expresaron sus molestia y cansancio por pasar una hora exactamente en el mismo sitio, sin avanzar.
Empezaron a corear: "Qué es lo que pasa que esta cola no avanza". Lo repitieron tantas veces hasta que sus gargantas pidieron clemencia.
Desconocían que en ese momento se estaba haciendo el respectivo cambio de guardia.
Descansaron diez minutos y volvieron a gritar: "Ya es jueves y esta cola no se mueve". Bis, bis, bis. Mientras tanto, una nueva marea roja pero de oficialistas recién levantados, caminaba buscando el final de la cola.
"Qué impresionante, esta fila no tiene fin", dijo una señora que llevaba a un bebé de no más de tres años en los brazos. Entre gritos dispersos y aplausos de protesta, pedían una "cadeneta, cadeneta", al unísono, cada vez que un guardia pasaba a inspeccionar el lugar.
El frío seguía haciendo de las suyas y quienes no tenían abrigo temblaban y se arropaban con sus propios brazos.
La grama seguía cubierta de hombres, mujeres y niños, que prefirieron descansar y hacerle una vigilia de sueños al presidente Chávez.
Gente iba y venía, mientras un grupo de señoras salía de la Capilla Ardiente con la misión cumplida: "Lo vi, está bello como es él, igualito, nada hinchado, con su uniforme de soldado", dijo una abuelita mientras sostenía un rosario y se apoyaba de su bastón.