El grupo estaba feliz y sin mayores contratiempos al recibir la visita del presidente Sebastián Piñera, para seguir celebrando el éxito de una historia de supervivencia que emocionó al mundo.
Copiapó. Los 33 mineros rescatados del fondo de la tierra en Chile amanecieron juntos nuevamente este jueves, pero esta vez en las camas de un hospital y en mejor estado de salud del previsto.
El grupo estaba feliz y sin mayores contratiempos al recibir la visita del presidente Sebastián Piñera, para seguir celebrando el éxito de una historia de supervivencia que emocionó al mundo.
"La misión San Lorenzo (como fue bautizada la operación de rescate) se ha completado con éxito, nuestros mineros están en el hospital bien los 33", dijo el ministro de Salud, Jaime Mañalich, en una remembranza de la frase que enviaron los mineros en un papel para ratificar que estaban vivos.
Según los informes médicos, habría un caso relativamente complicado, el de uno de los mineros de más edad, que sufre de silicosis y que presenta una neumonía aguda, pero que ya ha sido tratada y se encuentra controlada.
Los doctores darían el alta a entre dos y tres mineros esta misma tarde, cerca de las 16 horas (1900 GMT).
Mientras los trabajadores comenzaban su recuperación en la ciudad de Copiapó, cerca de la mina que se derrumbó hace más de dos meses y los dejó atrapados a 700 metros de profundidad, los chilenos abarrotaban los kioscos para solazarse de alegría y exigían matutinos para quedarse con un poco de este hito en sus manos.
La mirada entreabierta y las ojeras denotaban no sólo la modorra típica de un jueves por la mañana, sino la evidencia de una jornada de 24 horas continuas de rescate a los 33, que concluyó en la noche del miércoles en medio de celebraciones con toque de bocinas y banderas al viento.
El punto final de la operación, que habría costado hasta US$20 millones, llegó cuando Luis Urzúa, el jefe de turno del grupo de los 33 mineros emergió del fondo de la tierra en una cápsula y se transformó en el hombre que más tiempo sobrevivió bajo tierra tras un accidente minero.
"Estoy enormemente agradecido a Dios, vine aquí a celebrar desde Santiago. Yo creo que esta fiesta va a seguir", dijo Juan Carlos Gómez, un joyero de 39 años, que al igual que miles vio el rescate a través de una pantalla gigante en la Plaza de Armas de Copiapó.
En la madrugada del jueves, niños izando banderas, mujeres y hombres con los ojos empañados y gestos de alegría, siguieron todos los detalles de las últimas operaciones de rescate en el centro de esta pequeña ciudad enclavada en pleno Desierto de Atacama.
Copiapó vibró, junto a todo el país, con los avances del último tramo del proceso en el cual los operarios y sus seis socorristas fueron izados por un ducto de más de 600 metros en una cápsula de hierro.
El jueves por la mañana, los mineros recibirían la visita de Piñera, quien se ha involucrado personalmente en la historia, en el hospital de la ciudad que fue la testigo más cercana de lo que sucedía en la fatídica mina San José.
Al hospital arribaron en la madrugada los últimos mineros a través de un estricto operativo de seguridad -que incluyó vuelos en helicóptero y ambulancias- bajo la mirada de cientos de personas que se acercaron cerca de la medianoche y se colocaron tras las vallas dispuestas junto a medios de todo el mundo.
Si bien en el esquema original se prevé que los mineros permanezcan en el centro médico para realizarse exámenes y tratamientos -que en algunos casos incluyen cirugía dental-, las autoridades no han descartado que salgan antes dadas las buenas condiciones de salud que presenta la mayoría de ellos.