El candidato republicano al lograr la inminente nominación de su partido ha dicho mucho en campaña, pero más para lograr la atracción de votantes y amarrar la nominación.
"Una política externa como la que plantéa los discursos de campaña de Trump, basada en amenazas más que en una verdadera diplomacia, dañaría las relaciones internacionales y la cooperación con el resto del mundo, particularmente con América Latina. De tal forma que el costo para la sociedad estadounidense sería mayor que los beneficios", afirma contundente el director de Moody’s Analytics para América Latina Alfredo Coutiño.
El candidato republicano al lograr la inminente nominación de su partido ha dicho mucho en campaña, pero más para lograr la atracción de votantes y amarrar la nominación. Sin embargo, lo que se dice en campaña muchas veces no es posible ponerlo en práctica, ya que la realidad generalmente impone restricciones y limitaciones que terminan por echar abajo las promesas de campaña.
"La tradicional política de relaciones exteriores de los Estados Unidos no se puede cambiar de la noche a la mañana por simples deseos, ya que existen arreglos institucionales que pueden imponer limitaciones", dice el economista. Así, después de ser el campeón de la globalización y el libre comercio, los Estados Unidos enfrentarían no solo limitaciones internas sino también internacionales en caso de que pretendiera volverse un país globalifóbico, aislado y proteccionista.
La izquierda política latinoamericana estaría feliz si los Estados Unidos dejara de intervenir en los asuntos internos de la región, para dedicarse a lo que Trump llama “América primero”. Pero esta idea de desechar el intervencionismo parece estar muy lejos de hacerse realidad. De hecho, la política anti-inmigrante planteada por Trump no solo ha encontrado ya una resistencia en América Latina sino que incluso podría alimentar el sentimiento anti-americano en la región.
Bajo las ideas de política exterior de Trump, la cooperación con los gobiernos de la región se dificultaría. Ya que no sería fácil para los Estados Unidos demandar apoyo internacional al mismo tiempo que ataca a los países de manera verbal y con amenazas de acciones anti-inmigrantes y de obstáculos al comercio.
Las relaciones internacionales definitivamente resultarían lastimadas bajo la política exterior de Trump. Poner impuestos arbitrarios a las importaciones de México y China es algo que no dejaría contentos a dos de sus principales socios comerciales. De hecho, esto podría desatar no solo un conflicto comercial internacional sino incluso el inicio de una guerra de divisas que podría extenderse a más países.
En resumen, la política exterior y comercial propuesta por Trump está basada en amenazas al resto del mundo más que en una diplomacia de alto nivel o habilidad negociadora de excelencia, lo cual traerá más costos que beneficios.