“No se defiende la soberanía por algo que es robado, algo que es invadido o asaltado o saqueado; quiero que sepa el Canciller de Chile: invadir, robar, asaltar, saquear o mentir jurídicamente es delito y espiritualmente es pecado”, cuestionó el mandatario boliviano.
El mandatario Evo Morales indicó ayer que Chile no puede defender soberanía por “algo que es robado”. Se confirmó que mañana visitará las aguas del Silala para verificar que no son de un río internacional. La presidenta Michelle Bachelet y excancilleres chilenos se reúnen hoy.
“No se defiende la soberanía por algo que es robado, algo que es invadido o asaltado o saqueado; quiero que sepa el Canciller de Chile: invadir, robar, asaltar, saquear o mentir jurídicamente es delito y espiritualmente es pecado”, cuestionó Morales.
El sábado, el Jefe del Estado anunció que Bolivia recurrirá a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde radica la demanda marítima, para instalar un juicio por el uso ilegal de las aguas manantiales del Silala. Entonces, Muñoz ratificó una contrademanda.
“No importa cuántas demandas Bolivia interponga en los tribunales internacionales, Chile no cederá territorio soberano. Vamos a defender nuestros intereses nacionales con todo”. Y complementó que si se materializa el proceso, “Chile va a contrademandar a Bolivia para salvaguardar los derechos de un río continuo”.
El canciller David Choquehuanca informó que Morales viajará este martes, junto a especialistas hídricos y periodistas, a la región del Silala para verificar que sus aguas provienen de manantiales en el cantón potosino Quetena Chico, y no así de un río internacional, como sostiene Chile.
Por ello, el Presidente opinó que autoridades chilenas cometen “errores garrafales”, sobre todo porque Muñoz exhibió el viernes un mapa, supuestamente parte del Tratado de 1904 que definió las fronteras entre ambos países tras la Guerra del Pacífico, donde se establecería que el Silala es un río.
En el programa El pueblo es noticia, difundido por los medios estatales, Choquehuanca aclaró ayer que no tiene conocimiento del mapa. “Solamente los chilenos deben tener este mapa”. Recordó que las aguas fueron desviadas artificialmente a Chile hace más de 100 años. Aparte, que ese país solicitó permiso en 1908 a la Prefectura de Potosí para utilizar el recurso y abastecer a locomotoras a vapor.
Remarcó que la nación vecina admitió cuentas pendientes por el Silala al incluir el tema en la negociación de la agenda de 13 puntos, que incluyó el asunto del mar, y que en 2008 abrió la posibilidad de que Chile pague por el 50% del uso de estas aguas, mientras se realiza un estudio sobre su origen y con la cancelación del 100% del caudal como meta, más la “deuda histórica”.
En Chile, las reacciones fueron de rechazo tras el anuncio presidencial del 23 de marzo para estudiar acciones legales por el Silala. Legisladores como José Manuel Edwards, de Renovación Nacional (RN), y el presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Hernán Larraín, pidieron a su gobierno abandonar el Pacto de Bogotá, que reconoce la jurisdicción de la CIJ, con sede en La Haya.
“La comunidad internacional sabe quién es agresivo, no somos nosotros, no sé a quién se referirá; nosotros sufrimos agresiones todos los días, pregunten a los transportistas (afectados por trabas al libre tránsito estipulado por el Tratado de 1904)”, afirmó Choquehuanca, en respuesta a Muñoz, quien el sábado indicó que “Bolivia intenta amenazar” y advirtió que su país hará todo para “responder a esta política odiosa”.
“El Silala es uno de los temas pendientes que tenemos que superar mediante el diálogo, la negociación directa, honesta”, abogó Choquehuanca. “Simplemente lo que queremos es ejercer soberanía sobre lo que nos pertenece, queremos resolver todos nuestros temas pendientes”. Y resaltó que Bolivia apuesta por la integración y el diálogo, para construir una “buena vecindad” en la región.
En Santiago se alista para hoy una reunión de Bachelet con excancilleres para analizar el nuevo frente de conflicto. Bolivia demandó a Chile ante la CIJ para que se le obligue a negociar una salida soberana al mar sobre la base de los compromisos que asumió a lo largo de la historia en diversos escenarios de negociación.