Vaclav Havel, un disidente y dramaturgo checo que encabezó la pacífica "Revolución de Terciopelo" en 1989, para convertirse en presidente de la ahora ex Checoslovaquia, falleció el domingo a los 75 años.
Praga. Vaclav Havel, un disidente y dramaturgo que fue encarcelado por los comunistas y luego encabezó la pacífica "Revolución de Terciopelo" en 1989 para convertirse en presidente de la ahora ex Checoslovaquia, falleció el domingo a los 75 años.
El ex fumador compulsivo que sobrevivió a varias operaciones de cáncer de pulmones a fines de la década de 1990 que casi lo mataron y lo dejaron frágil por el resto de su vida, murió luego de una prolongada enfermedad.
Estaba acompañado por su esposa Dagmara y una enfermera que lo atendía.
"Hoy Vaclav Havel nos ha dejado", dijo su secretaria Sabina Tancevova en un comunicado.
El ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt, dijo en Twitter: "Vaclav Havel fue uno de los grandes europeos de nuestra era. Su voz de libertad allanó el camino para una Europa libre y unida".
El diminuto dramaturgo, que alguna vez llevó al ex presidente Bill Clinton a un club de jazz en la capital checa y era amigo del Dalai Lama y de celebridades como Mick Jagger, alcanzó la fama cuando enfrentó al régimen comunista de Praga.
Apenas un año después de completar su última sentencia en prisión, Havel encabezó una revuelta pacífica que terminó con el régimen apoyado por la Unión Soviética en Praga.
"Estoy extremadamente conmovido", dijo un emotivo primer ministro checo, Petr Necas, a la televisión de su país cuando se enteró de la noticia del fallecimiento de Havel.
"El fue el símbolo y el rostro de nuestra república, y es una de las figuras más prominentes de la política al comienzo de este país. Su partida es una enorme pérdida. El aún tenía mucho que decir en la vida política y social", expresó.
Havel se convirtió en el garante de una transición pacífica a la democracia y logró que el pequeño país de 10 millones de habitantes destacara en la política internacional.
"La verdad y el amor superarán las mentiras y el odio", decía el eslogan que los checos recuerdan de los días de la "Revolución de Terciopelo".