La posibilidad de que Brasil vuelva a caer en la parálisis, apenas un año después de la destitución de Dilma Rousseff, provocó que el índice Bovespa de Sao Paulo se hundiera casi 9% el jueves, su mayor declive diario desde la crisis financiera del 2008.
Brasil. La negativa del presidente de Brasil, Michel Temer, a renunciar por una investigación sobre corrupción del Supremo Tribunal Federal lo pone en el camino de una lucha encarnizada por la supervivencia que podría estancar reformas, espantar a inversores y arruinar la recuperación de la mayor economía de Latinoamérica.
Expertos legales y algunos aliados políticos de Temer dijeron que su decisión de rechazar las acusaciones de corrupción podría prolongar la crisis política por meses. Esto podría frenar la aprobación en el Congreso de medidas necesarias para sacar a Brasil de la peor recesión en su historia, incluyendo las leyes que modifican el sector laboral y la edad de jubilación.
La posibilidad de que Brasil vuelva a caer en la parálisis, apenas un año después de la destitución en un juicio político de la exmandataria Dilma Rousseff, provocó que el índice Bovespa de Sao Paulo se hundiera casi 9% el jueves, su mayor declive diario desde la crisis financiera del 2008.
Los detalles de un acuerdo de delación compensada con ejecutivos de la procesadora de carne JBS, revelados el viernes, indicaron que Temer ha sido acusado de intentar obstruir una vasta investigación sobre corrupción y de recibir US$4,6 millones en sobornos, una cifra impactante incluso para los brasileños habituados a oir por tres años los detalles de numerosas pesquisas.
En un discurso emitido el sábado por televisión en el que se mostró desafiante, Temer dijo que la grabación hecha en secreto por el presidente de JBS, Joesley Batista, había sido editada deliberadamente para incriminarlo. En esa misma instancia pidió al Supremo Tribunal que suspendiera la investigación hasta que sea posible verificar la legitimidad del audio.
"Brasil no será descarrilado. Seguiré liderando el Gobierno", dijo Temer desde el podio del palacio presidencial, al denunciar a Batista como un "criminal" que huyó a Nueva York antes de que estallara la tormenta política que finalmente le llevó a su acuerdo de delación compensada.
Batista no estuvo disponible para emitir comentarios.
Un líder aislado. La investigación del Supremo Tribunal normalmente debería tomar meses, sino años, pero en vista de la atmósfera política, se espera que los jueces tomen una decisión expedita respecto a si Temer debiera ser juzgado.
Expertos legales dicen que la evidencia en el caso parece ser sólida.
"La investigación del Supremo Tribunal podría tomar tiempo, pero comienza con evidencia muy sólida, la grabación de la reunión de Batista y una serie de otros videos", dijo Rafael Mafei, un profesor de derecho de la Universidad de Sao Paulo. "Esta sería la forma más fácil de salir de la crisis", agregó.
Además de la investigación del Supremo Tribunal, Temer encara crecientes llamados a someterse a un juicio político y una batalla legal por un supuesto financiamiento ilegal durante su campaña del 2014, cuando se postuló para la vicepresidencia como compañero de fórmula de Rousseff.
Esta semana, las protestas en varias ciudades de Brasil fueron relativamente pequeñas, pero analistas dijeron que la posibilidad de un líder cada vez más aislado e incapacitado de ejercer el poder podría llevar a cientos de miles de manifestantes furiosos a las calles, como ocurrió en el 2016.
Algunos aliados ya han abandonado la coalición de Temer y en las próximas semanas se determinará si cuenta con el apoyo suficiente en el Congreso para sortear la tormenta.
"Temer sólo debería permanecer en el poder si es capaz de mantener su coalición y aprobar reformas. Sino, debería retirarse", dijo José Anibal, un miembro influyente del Partido Social Demócrata (PSDB), el principal aliado del presidente.