Aunque sea muy probable que Daniel Ortega gane las elecciones presidenciales, su sistema político ya no funciona.
En vísperas de las elecciones generales de Nicaragua, parece que todo ya está decidido. "Las únicas dos opciones para el seis de noviembre son votar o abstenerse”, afirma la periodista María López Vigil, jefa de redacción de Envío, una publicación nicaragüense crítica con el Gobierno. "Los seis partidos que aparecen en la boleta no son partidos reales, son grupos que participan en las elecciones para darles legitimidad”, apunta.
En junio, la Corte Suprema anuló la candidatura presidencial de Luis Callejas, del Partido Liberal Independiente (PLI), el candidato de la oposición aglutinada en la Coalición Nacional por la Democracia. Además, la corte destituyó al entonces presidente del partido, Eduardo Montealegre, lo que llevó a la destitución de 28 diputados del PLI. Ellos se negaron a acatar las órdenes del nuevo presidente del partido, a quien consideran aliado de Daniel Ortega. "El Presidente ha destruido el sistema de partidos políticos, él legaliza e ilegaliza los que quiere”, dice López Vigil. "El parlamento emanado de las elecciones no decide nada, esta es una sociedad de pensamiento único que camina hacia un partido único”, acota.
Crisis venezolana. El sistema político creado por el presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, ahora candidata a la vicepresidencia, depende mucho del apoyo que durante años Venezuela brindó al país. Con la crisis económica de Venezuela, este apoyo se ha ido disminuyendo. La cooperación se basaba en la venta de petróleo venezolano a Nicaragua con un crédito concesional. "Este dinero nunca pasó por el presupuesto y fue administrado por la familia de Ortega, sin ningún tipo de control”, critica López Vigil. "Le permitió a Ortega hacerse rico y dar algo a la gente más pobre”. Según la periodista, el apoyo venezolano no solo pagó los programas sociales que aliviaban la pobreza. También benefició a la élite empresarial del país, porque le permitió seguir pagando pocos impuestos. "Los programas sociales son el fundamento del apoyo de Ortega del lado de los pobres", dice López Vigil. "Del lado de los ricos, el fundamento es que son socios de negocios”.
Sin embargo, las enormes cantidades de dinero que ingresaron al país con la ayuda petrolera, invertida en programas sociales, no llevaron a cambios estructurales. "Lo que más ha servido a Nicaragua para enfrentar la pobreza son las remesas de los emigrantes”, dice López Vigil. Nicaragua vive una masiva emigración hacia Costa Rica y Panamá, ya que las opciones laborales en el país son escasas.
¿Presión internacional?. A pesar de esta crisis política y económica, no se esperan cambios inmediatos. "Aunque haya muchas críticas de que las elecciones no son libres ni democráticas, Ortega va a ganar y seguirá siendo presidente, con una amplia mayoría en el parlamento”, dice Hajo Lanz, representante de la Fundación Friedrich Ebert –cercana al partido socialdemócrata alemán- en Nicaragua: "Él reina el país como si fuera su finca. Las críticas no le importan. Sólo si la comunidad internacional se mueve y dicta por ejemplo sanciones, ahí sí va a reaccionar”.
La Cámara de Representantes de EE.UU. recientemente aprobó una ley que busca condicionar préstamos para Nicaragua a un proceso electoral democrático y transparente. "Creo que es un mensaje importante que los ojos de EE.UU. están puestos sobre Nicaragua”, dice Lanz, y arremete contra la Unión Europea: "debería tener una actitud mucho más crítica con el país y demostrar que el no respetar las reglas democráticas tiene consecuencias".
Tarde o temprano, el Gobierno nicaragüense tendrá que reaccionar ante posibles presiones internacionales, pero también ante una situación política interna cada vez más frágil y difícil de manejar. "Si no se resuelve el problema que ha creado Daniel Ortega al haberle impuesto un pensamiento único a Nicaragua e impedido elecciones libres, se va a ir llenando la olla de presión”, dice la periodista López Vigil, puntualizando: "Puede estallar. No sé cuándo ni cómo, pero en la historia de Nicaragua ya sucedió”.