El mandatario aspira a mantenerse en el poder tras haber sorteado una prohibición constitucional a la reelección continua, apoyado en un fallo de la Corte Suprema de Justicia que en 2009 declaró inaplicable esa prohibición.
Managua. El partido sandinista que gobierna Nicaragua proclamó este sábado, conforme a lo esperado, al actual mandatario, Daniel Ortega, como su candidato a los comicios presidenciales de noviembre, a los que llegará apoyado en un fallo de la Corte Suprema que abrió la puerta a su reelección.
Los más de 1,000 congresistas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) aclamaron la candidatura de Ortega, una postulación considerada ilegítima por sus adversarios políticos, que no han podido organizar una plataforma para enfrentarlo en las elecciones del 6 de noviembre.
"Propongo sin la menor vacilación (...) la candidatura a la presidencia de Nicaragua del comandante de la revolución Daniel Ortega", dijo el veterano sandinista Tomás Borge a los asistentes al congreso, que reunidos en una plaza de Managua respondieron la propuesta con una aclamación unánime.
Ortega, que volvió al gobierno en enero del 2007 después de 16 años de oposición, aspira a mantenerse en el poder tras haber sorteado una prohibición constitucional a la reelección continua, apoyado en un fallo de la Corte Suprema de Justicia que en el 2009 declaró inaplicable esa prohibición.
Ortega -quien tras una revolución gobernó en la década de 1980 con el acoso de Estados Unidos, que apoyaba a la "contra" que intentaba derrocarlo- lidera las encuestas rumbo a los comicios, cuando también se renovará el Congreso.
Un sondeo de la firma Cid-Gallup divulgado en enero mostró a Ortega con un 36% las preferencias, seguido del ex presidente Arnoldo Alemán -quien gobernó entre 1997 y el 2002- con un 23%. En tercer lugar, con 17%, se ubicó el empresario radial Fabio Gadea.
Tras su ratificación como candidato, Ortega acusó al embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, de hacer esfuerzos por unificar a la derecha para enfrentar su candidatura.
"El señor embajador Robert Callahan está trabajando, utilizando dinero, él y todo su equipo, para forzar a la unidad de todas las fuerzas de oposición. No le tememos, ya lo hicieron el 2006 y a pesar de eso les ganamos," señaló Ortega en alusión a esfuerzos del anterior embajador estadounidense, Paul Trivelli, para que el líder sandinista no retornara al poder.
"El presidente Barack Obama ha dicho y ha repetido que ellos querían un nuevo tipo de relaciones (...), los emisarios que él ha enviado a Nicaragua me han dicho lo mismo, que ellos no tienen candidato en estas elecciones, que ellos quieren ser respetuosos de la decisión del pueblo nicaragüense, entonces hay una contradicción porque este embajador sigue todavía con la línea del gobierno anterior del presidente (George W.) Bush!", agregó.
El entonces embajador estadounidense en Managua reunió en 2006, sin éxito, a la derecha para que tratara de presentar un candidato único, cuando todavía gobernaba Bush.
Ya bajo el gobierno de Obama, Estados Unidos se ha mostrado bastante indiferente a las aspiraciones reeleccionistas de Ortega, su antiguo archienemigo, y solamente ha planteado la necesidad de observadores electorales para evitar las acusaciones de fraude del 2008.