El regreso de Chávez a Caracas se vincula a la posible designación del canciller Nicolás Maduro como vicepresidente de Venezuela. Esto ha generado especulaciones sobre si Maduro se convertirá en el sucesor del mandatario.
Hugo Chávez regresó en la madrugada del jueves a Caracas. Cerraba de esta manera su viaje número 16 a La Habana, 16 rounds librados contra el cáncer en los últimos 10 meses. El presidente ya lo había anticipado desde Cuba, cuando a comienzos de semana apareció para informar que estaría de vuelta, que la radioterapia era difícil de asimilar y que tendría que volver a la isla en tres días. ¿Cuál razón lo obligaba a regresar? Para el periodista Nelson Bocaranda, se trata de un objetivo fundamental: designar al actual canciller, Nicolás Maduro, como nuevo vicepresidente del país.
Desde su cuenta en Twitter (@NelsonBocaranda), el periodista se ha convertido en uno de los principales informantes sobre la estancia de Hugo Chávez en Cuba.
Desde el punto de vista político, el dato más revelador de estos días, en caso de confirmarse, sería el nuevo posicionamiento que tendría Maduro dentro del gobierno. Su designación como vicepresidente significaría tácitamente su bendición como ‘sucesor’ del chavismo. En caso de faltar Chávez, la Constitución le entregaría el poder a Maduro, y si el presidente prefiriere abandonar su aspiración a la reelección, sería el primer llamado a llevar las banderas del chavismo de cara al 7 de octubre.
Si el vaticinio se cumple, Nicolás Maduro habrá tenido el ascenso más importante de su vida. Desde muy joven ha sido un hombre de izquierda, un exoperador del Metro de Caracas que por su elocuencia ideológica y laboral llegó a ser presidente del sindicato de esa empresa. Llegó hasta allí en sus años de juventud (nació en Caracas en 1952), después de formarse políticamente en la Liga Socialista, lugar que recogía lo sembrado por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), creado en 1969. Maduro pasó de ser un trabajador promedio a líder sindical con mucha credibilidad en su sector.
Hacia 1998, mientras el hoy enfermo Hugo Chávez definía su campaña a la Presidencia del país con el Movimiento V República, Maduro recibió la invitación para acompañar la candidatura en lo que podría considerarse su ingreso al chavismo. Evidentemente, aceptó el llamado, y apenas dos años después llegaba a la Asamblea Nacional, para ser reelegido en 2005.
De no ser porque Hugo Chávez lo convocó a formar parte de su gabinete en 2006, en calidad de canciller, Maduro habría terminado hace poco más de un año su segundo período como diputado. Pero ése no era el lugar que la Revolución Bolivariana y el consolidado Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) le tenían designado.
Maduro se convirtió así en la voz fuerte de la política exterior venezolana y se hizo célebre en Colombia por sus férreas declaraciones en contra del gobierno de Álvaro Uribe. De igual modo llegó a ser el reemplazo de Chávez en los escenarios internacionales en el momento en que el presidente comenzó su tratamiento y disminuyó sus visitas y participaciones políticas en el extranjero. Y también, ante la necesidad de tratamiento de su jefe, se convirtió, junto con Adán Chávez —hermano del presidente— en un visitante continuo de La Habana, ultimando decisiones de gobierno.
“Maduro podría ser un buen líder del PSUV, pero tiene el mismo problema que las otras figuras del chavismo que han sonado como sucesores, el vicepresidente Elías Jaua y el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello: ninguno tiene la popularidad para aglutinar el apoyo que capta Chávez. Dudo de que sean hombres a los que el chavismo apoyaría decididamente. Ahora, hay que decir que cualquiera que sea el sucesor, dejando muy en claro que son sólo especulaciones, debe estar articulado por el apoyo de las Fuerzas Armadas. El protagonismo que han tenido los militares durante este período ha sido decisivo”, asegura Sergio Dahbar, periodista y escritor venezolano.
A partir de hoy restan dos días para que los pronósticos arrojados por Bocaranda sean confirmados o desmentidos. Hasta ahora lo cierto es que el apoyo del candidato del PSUV para las presidenciales de octubre se reduciría ostensiblemente. Una encuesta publicada por la firma Varianzas le entrega el 27% de intención de voto mientras que a su eventual rival, Henrique Capriles, le da el 48%. Lo contrario sucede con Chávez, quien goza de una ventaja similar frente a Capriles. El actual presidente es capaz de ganar las elecciones y está por verse si sus intenciones bastan para delegar el poder en el vicepresidente en caso de ser necesario. El nombre de Nicolás Maduro permanece en la expectativa.