Miles de personas hicieron largas filas en las paradas de furgonetas alternativas ante la falta de autobuses en la capital bahiana, Salvador.
La huelga de transporte ocurre un mes después de un paro de la policía militarizada bahiana, cuando hubo decenas de asesinatos y saqueos en el Gran Salvador, y la presidenta Dilma Rousseff ordenó el envío del Ejército y la Fuerza Nacional de Seguridad.
Por otra parte, este martes dejaron de trabajar en demanda de aumento de salarios los inspectores de tránsito de San Pablo, la mayor ciudad del país, con un parque automotor de más de seis millones de unidades, reportó la agencia Ansa.
La semana pasada los trabajadores del transporte público realizaron una huelga de dos días que afectó a unas 2,5 millones personas en la ciudad de San Pablo y cuando finalizó ese paro se inició otro en el transporte del Gran San Pablo.
Asimismo, continúan sin trabajar los empleados del Instituto Brasileño de Estadísticas, como así también los maestros de San Pablo y Río de Janeiro, protagonistas de una protesta ayer frente al ómnibus donde se encontraban los jugadores de la selección brasileña de fútbol, concentrada de cara al Mundial que comenzará dentro de 16 días.
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