Diego Molano fue nombrado titular de la cartera de Defensa el pasado martes, en reemplazo de Carlos Holmes, que murió debido a complicaciones respiratorias por coronavirus durante el mes de enero.
El nuevo ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, se ha fijado como "prioridad" para desempeñar su cargo la lucha contra el narcotráfico, uno de los puntos más importantes en la pelea contra la inseguridad en el país latinoamericano.
"La prioridad es acelerar la lucha contra el narcotráfico", ha señalado Molano, nombrado titular de Defensa este martes tras el fallecimiento por coronavirus de Carlos Holmes Trujillo, en una entrevista concedida a Caracol Radio.
A su juicio, "una de las fuentes que genera violencia en la ciudad es el microtráfico", así que ha garantizado "combatirlo" para que los jóvenes colombianos "dejen de estar involucrados".
"Lo que no vamos a permitir es que 'La Narcotalia' siga amenazando Colombia", ha resumido, advirtiendo de que las autoridades llevarán a cabo "operaciones especiales".
En la entrevista, Molano también se ha referido a las protestas y el abuso policial registrados en Colombia en los últimos meses. En este sentido, ha defendido a la Policía, pero ha afirmado que, en los casos de abusos, es necesario actuar con justicia.
Al tiempo que ha afirmado que su cartera "garantizará" el derecho de protesta, ha advertido de que "lo que no se puede permitir es el vandalismo que afecta vidas y destruyan los bienes públicos". No obstante, "en los casos lamentables, como lo de (Javier) Ordóñez, tiene que operar la justicia", ha dicho, recalcando que "lo principal es que los colombianos estemos orgullosos de la Policía".
Javier Ordóñez, abogado de 42 años, murió después de una intervención policial a principios de septiembre. En concreto, investigadores de la Fiscalía concluyeron que murió como consecuencia de una paliza sufrida en el interior de un Comando de Acción Inmediata (CAI) de la Policía.
Su muerte desató jornadas de movilizaciones masivas en varias ciudades del país, que provocaron disturbios y enfrentamientos violentos con la Policía. Al menos una docena de personas murió, más de 300 resultaron heridos y se registraron un centenar de denuncias contra la labor de los agentes solo en Bogotá.
Harby Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, los agentes de Policía implicados en la muerte de Ordóñez, fueron destituidos e inhabilitados durante 20 años.