Mario Monti intentará este martes asegurarse el respaldo suficiente de los divididos políticos italianos para permitir que su gabinete de expertos acelere las dolorosas reformas al sistema de pensiones, mercado laboral y regulación de negocios necesarias para hacer sostenibles las finanzas de Italia.
Roma. El designado primer ministro Mario Monti se reunirá este martes con los líderes de los dos partidos más grandes de Italia para discutir los "muchos sacrificios" necesarios para revertir la caída en la confianza de los mercados que ha agravado la crisis de deuda de la zona euro.
Monti intentará este martes asegurarse el respaldo suficiente de los divididos políticos italianos para permitir que su gabinete de expertos acelere las dolorosas reformas al sistema de pensiones, mercado laboral y regulación de negocios necesarias para hacer sostenibles las finanzas de Italia.
Roma debe refinanciar unos 200.000 millones de euros (US$273.000 millones) en bonos antes de fines de abril, un enorme desafío dado que el lunes se vio obligada a pagar un rendimiento récord de 6,3 por ciento para vender bonos a cinco años a los inversores.
La subasta y la entrega de cifras que muestran que la producción industrial cayó un 2% en la zona euro en septiembre, plantearon la posibilidad de una recesión y brindaron un sombrío marco a las consultas de Monti con los líderes de los partidos más pequeños.
"Monti habló sobre un programa significativo con muchos sacrificios", dijo Francesco Nucara, legislador de uno de los muchos de grupos parlamentarios pequeños involucrados en las negociaciones, después de reunirse con el primer ministro designado.
Más tiempo como primer ministro. El nuevo primer ministro italiano, quien buscaría una moción de confianza el viernes, dijo en una conferencia de prensa que pretende servir en el cargo hasta las elecciones previstas en el 2013, no sólo hasta que las reformas hayan sido aprobadas.
Las extensas reformas son consideradas como cruciales si Italia quiere poner fin a años de lento crecimiento, recortar una enorme deuda equivalente al 120% de su producto interno bruto y evitar el tipo de crisis que obligó a Grecia, Irlanda y Portugal a buscar rescates financieros.