La pelota está en el congreso. La crisis humanitaria provocada por la llegada masiva de niños indocumentados no acompañados, procedentes la mayoría de Centroamérica, puede ser atajada con recursos extraordinarios.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió este martes al Congreso US$3.700 millones adicionales para atajar la crisis humanitaria provocada por la llegada masiva de niños indocumentados no acompañados, procedentes la mayoría de ellos de Centroamérica. Obama quiere, de este modo, mostrar a la opinión pública estadounidense que el Gobierno está haciendo todo lo posible para hacer frente a esta crisis humanitaria que ha golpeado inesperadamente sus puertas.
Ahora la pelota está en el Congreso. En las últimas semanas, el Gobierno parecía desbordado ante la llegada en los últimos ocho meses de 52.000 menores no acompañados, procedentes principalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala. Se calcula que en este año fiscal (que termina en septiembre) su número podría llegar a 90.000. "Sin estos fondos adicionales y sin la toma de medidas extraordinarias, las agencias (del gobierno) no tendrán suficientes recursos para hacer frente a esta situación", advirtieron fuentes de la Casa Blanca, que se mostraron confiadas en lograr "un apoyo bipartidista" en el Congreso.
Dinero para atajar el problema. De aprobarse, este dinero extra servirá para mejorar las condiciones de los centros de detención y el cuidado y transporte de los niños no acompañados detenidos, acelerar las deportaciones, luchar contra las redes de tráfico de personas, lanzar campañas en los países de origen para disusadir a los padres que manden a sus hijos en ese "peligroso" viaje y ayudar a los países centroamericanos a repatriar a sus ciudadanos.
"Esto demuestra el serio compromiso de la administración para responder a esta crisis humanitaria", añadieron las mismas fuentes, que recordaron que desde que estalló la crisis hace unas semanas el gobierno ha lanzado "una respuesta coordinada" para hacer frente a este nuevo desafío. La petición de dinero adicional al Congreso para enfrentar esta crisis se produce una semana después de que el presidente declarase muerta la reforma migratoria, ante la negativa de los republicanos a someterla a un voto en la Cámara de Representantes y anunciase que iba a gobernar a través de órdenes ejecutivas en inmigración.
Más personal. Obama no contempla, sin embargo, el envío de la Guardia Nacional a la frontera con México, tal y como le había pedido en junio el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, John Boehner. La Guardia Nacional es una fuerza de reserva constituida por voluntarios, que suele desplegarse en tiempos de guerra o de una crisis nacional grave.
La Casa Blanca quiere incrementar el número de jueces, abogados y personal de inmigración para procesar "lo más justa y rápidamente posible" los casos de deportación. La administración Obama ha dejado claro que aquellos menores que no cumplan los requisitos para obtener el estatus de refugiado - la mayoría de ellos- serán deportados. "Queremos que el Congreso dé mayor autoridad al secretario de Seguridad Nacional para que pueda expulsar y repatriar de forma más eficiente y eficaz a los inmigrantes que no cumplen los requisitos legales para quedarse aquí", dijo hoy en rueda de prensa Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.
Deportaciones a los niños indocumentados. La ley estadounidense actual permite deportar inmediatamente a niños indocumentados mexicanos y canadienses, ya que ambos países comparten frontera con Estados Unidos, pero en el caso de los niños centroamericanos o de otros países no limítrofes es un juez de inmigración el que debe decidir si deben ser o no deportados. De hecho, los niños centroamericanos pueden quedarse en Estados Unidos meses o incluso años antes de que un juez decida sobre su caso de deportación.
La acumulación de casos en los 59 tribunales de inmigración ha provocado un embudo en el sistema de deportaciones, ya que los 260 jueces que hay actualmente en el país no dan abasto para atender los más de 300.000 casos de procesos de deportaciones pendientes, a los que habría que sumar estos casos recientes de niños indocumentados no acompañados.
Obama viajará mañana y el miércoles a Texas, estado del sur que se encuentra en el epicentro de esta crisis humanitaria, para recaudar fondos para el partido demócrata, pero no tiene previsto viajar a la frontera con México. Luis Miranda, exportavoz de la Casa Blanca para asuntos hispanos, consideró en declaraciones a la agencia dpa "un error" la decisión de Obama de no aceptar la invitación del gobernador de Texas, Rick Perry, para poder ver de primera mano lo que ocurre en el terreno. Miranda cree que Obama debería ir a la frontera para "mostrar que tiene liderazgo y que está controlando y manejando la situación".