El próximo 18 de febrero el presidente de EE.UU. recibirá al líder tibetano en la Casa Blanca, lo que podría tensionar más las ya complejas relaciones entre el país americano y China.
Washington. La Casa Blanca anunció este jueves que el presidente Barack Obama y el Dalai Lama se reunirán el 18 de febrero, a pesar de las advertencias de China de que semejante encuentro podría dañar las ya tensas relaciones entre Pekín y Washington.
En una rápida respuesta, Pekín instó a Obama a descartar "inmediatamente" el planificado encuentro en la Casa Blanca con el exiliado líder espiritual tibetano, informó la agencia estatal de noticias de China, Xinhua.
La visita del Dalai Lama posiblemente motivará una nueva ronda de críticas de Pekín, que ya está en disputa con Washington por temas que van desde las divisas a las ventas de armas de Estados Unidos a Taiwán.
Pero el gobierno de Obama está listo para lidiar con el malestar de China por la visita del Dalai Lama y espera que su respuesta no sea peor que en el pasado, "eso es criticarla y luego seguir adelante", dijo un funcionario estadounidense de alto rango, hablando bajo condición de anonimato.
"El Dalai Lama es un líder religioso respetado internacionalmente y un defensor de los derechos tibetanos, y el presidente espera participar en un diálogo constructivo", dijo el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs.
Atento a las sensibilidades chinas, Obama ha retrasado su encuentro con el Dalai Lama hasta después de ver a los líderes chinos durante una gira por Asia en noviembre, una demora que enfadó a algunos legisladores estadounidenses y grupos de derechos humanos.
Pero la Casa Blanca aclaró en días recientes que seguirá adelante con la visita a pesar de la oposición de China. Lo único que falta es fijar una fecha para el encuentro con el Dalai Lama, a quien Pekín considera como un separatista peligroso responsable por fomentar los disturbios en el Tíbet.
Las tensiones por el Dalai Lama y otros temas han planteado preocupaciones por una posible venganza de China mediante la obstrucción de los esfuerzos de Estados Unidos en otras áreas, como la imposición de sanciones más severas a Irán por su programa nuclear.
Pero Gibbs insistió en que la relación entre Estados Unidos y China, la primera y tercera economías mundiales respectivamente, es lo "suficientemente madura" para hallar terreno común en temas de interés mutuo a pesar de los desacuerdos en otros asuntos.
Dijo que Obama, por ejemplo, ha hablado abiertamente con los líderes chinos sobre las preocupaciones de Estados Unidos por su moneda y los problemas con las libertades de acceso a internet. "Sabemos que ambos países no van a estar de acuerdo en todo", declaró Gibbs.
A pesar de eso, el funcionario estadounidense de alto rango dijo que el gobierno está preparado para lo que podrían ser meses de "frialdad" desde China, "pero no va a abrumar la relación, ni va a ser de largo plazo".
Ante el anuncio, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores del país asiático, Ma Zhaoxu, afirmó que “China se opone firmemente a que el Dalai Lama visite Estados Unidos y que los líderes de ese país se contacten con él”.