El vicepresidente estadounidense,Mike Pence, quien acudió en representación del mandatario Donald Trump, dejó a mitad la cita inaugural por el anuncio del ataque a Siria. El presidente de Ecuador se retiró un día antes por el asesinato de dos periodistas en su país.
Lima. La VIII Cumbre de las Américas comenzó este viernes en Lima bajo el eclipse de los ataques lanzados por Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra Siria, un suceso que acapara la atención internacional y que puede enviar a un segundo plano el intento continental de comprometerse contra la corrupción.
De hecho, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, se retiró antes de que terminara la ceremonia de inauguración, que se celebró por la noche en el Teatro Nacional de Lima, para seguir de cerca el anuncio de Donald Trump sobre el ataque a Siria. Luego tenía previsto asistir a la cena ofrecida por el mandatario anfitrión, Martín Vizcarra.
Pence, había dicho previamente que aprovecharía su discurso y sus reuniones en la Cumbre para pedir a Latinoamérica y al mundo que aumenten sus sanciones a Venezuela y ayuden a hacer frente a la crisis humanitaria en ese país. Y para "reconocer que Venezuela es una dictadura", dijo al reunirse con opositores venezolanos poco después de su llegada a Lima, anunciando la aportación de un fondo de ayuda de US$16 millones para los inmigrantes venezolanos.
Vizcarra, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, dieron encendidos discursos en la apertura de la Cumbre, que convoca a una treintena de mandatarios o sus representantes, quienes debatirá este sábado bajo el lema "gobernabilidad democrática frente a la corrupción".
El presidente peruano y Almagro hicieron llamados a luchar contra la corrupción, a la que definieron como un flagelo para el continente, y expresaron confianza en que de Lima salga una voluntad real de combatir el problema.
"La corrupción en América no es episódica y atraviesa a toda la sociedad", dijo Vizcarra. "Hay esperanzas concretas (para superar el problema). Según estudios, siete de cada diez personas están dispuestas a apoyar acciones contra la corrupción. Ese es un cambio sustantivo", agregó.
Vizcarra se puso a sí mismo como ejemplo, pues hace solo tres semanas asumió la presidencia en reemplazo de Pedro Pablo Kuczynski en medio de una crisis de presunta corrupción. Es una muestra, afirmó, tanto de la gravedad del problema como de que hay salidas constitucionales para superarlo.
El mandatario recordó que según los cálculos internacionales cada año se pierden en el mundo US$1,5 billones, que no solo representan un 2% del Producto Interno Bruto (PIB), sino que son diez veces más que lo que se invierte en programas de asistencia para el desarrollo.
"En América, donde 186 millones de personas sobreviven con menos de US$4 diarios de ingresos y donde 61 millones no han logrado escapar de la pobreza extrema, la corrupción es un mal que no debe permitirse", insistió el centrista Vizcarra.
"La corrupción es una enfermedad hereditaria en el que en cualquier sistema político los seres humanos son sus principales actores", dijo por su parte el uruguayo Almagro.
"En años recientes, escándalos de corrupción en todo el continente han asomado el problema a la superficie, dando la impresión que el fenómeno es nuevo. Esto no puede ser más lejano a la realidad. Ha sido implacable y omnipresente en la historia, especialmente donde se ha permitido ignorar la misma", agregó.
"Es gracias a la democracia que el problema hoy se ventila con mayor franqueza. Unos tienen más (corrupción), otros menos, pero debemos ganarla en clave de democracia", señaló Almagro al resaltar que el problema "suele estar más latente en lugares donde se violan los derechos humanos".
La Cumbre ya había comenzado con cierto deslucimiento por ausencias como la del presidente de Estados Unidos, quien canceló su viaje justamente por la crisis siria, o la del venezolano, Nicolás Maduro, quien tras ser "desinvitado" por su supuesto manejo autoritario del proceso electoral, olvidó sus promesas de desafiar el desaire y llegar de todos modos a Lima.
Tampoco llegó por ejemplo el presidente de Cuba, Raúl Castro, a la que en teoría sería su última Cumbre, mientras que su colega de Ecuador, Lenín Moreno, que sí alcanzó a hacerse presente en Lima, tuvo que regresarse para atender la crisis por el asesinato de dos periodistas y un chofer en la frontera con Colombia.
La corrupción será el tema central de una Cumbre que encuentra al continente sumido en escándalos que afectan a Gobiernos de diversas tendencias.