En medio de las crecientes críticas de la izquierda latinoamericana al organismo multilateral con sede en Washington, los representantes de los países, reunidos hasta este martes en Cochabamba, aprobaron una hoja de ruta que incorpora el “desarrollo social” en la agenda del continente.
La aprobación del documento supone un paso hacia la erradicación de la pobreza, pero el show durante la reunión ministerial en Bolivia se lo roban los países que exigen cambios en el sistema interamericano de derechos humanos.
La Organización de Estados Americanos (OEA) debe reinventarse o desaparecer. Esa fue la consigna de los dirigentes de los países de la Alianza Bolivariana para Nuestra América (ALBA), que llegaron a la cumbre del organismo multilateral que comenzó este lunes en Cochabamba, Bolivia, con fuertes interrogantes por su falta de representatividad y la denunciada ineficacia de su organismo adjunto, la Corte Internacional de Derechos Humanos (CIDH).
Además de la retórica de cuño chavista enarbolada por representantes de la izquierda latinoamericana, el logro más representativo de este lunes fue la aprobación de la Carta Social de las Américas, un documento que incluye conceptos de inclusión, equidad y derechos colectivos para la consolidación de la democracia.
El consenso necesario para aprobar la Carta Social de las Américas se logra después de seis años de debate.
La aprobación del documento, que es complementario a la Carta Democrática Interamericana aprobada en Lima hace 10 años, fue considerada un hito por parte de los ministros asistentes, quienes se comprometieron a trabajar en el plan de acción que necesita el texto para lograr que el desarrollo social vaya de la mano con el económico, en un continente donde 300 millones de personas (el 34% de la población) son pobres. El presidente de las sesiones de la Asamblea y anfitrión, el canciller boliviano David Choquehuanca, sostuvo que el instrumento ayudará a cambiar la vida de la población americana, porque los estados ratifican que la erradicación de la pobreza crítica es un propósito esencial para consolidar la democracia.
Desde 2005, recordó el canciller de Argentina, Héctor Timerman, en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata (2005) los presidentes destacaron la importancia de elaborar la Carta Social y su plan de acción para lograr sociedades con más oportunidades para la gente.
Los primeros artículos de la Carta Social señalan que "los pueblos de América tienen una legítima aspiración a la justicia social y sus gobiernos la responsabilidad de promoverla". "Los pueblos de América tienen derecho al desarrollo en un marco de solidaridad, equidad, paz, libertad y los estados el deber de promoverlo con el fin de erradicar la pobreza, en particular la pobreza extrema y alcanzar niveles de vida dignos" para todos.
También señala que la promoción y observancia de los derechos económicos, sociales y culturales son consustanciales con el desarrollo integral, el crecimiento con equidad y la consolidación de la democracia en los estados del hemisferio.
La canciller mexicana, Patricia Espinoza, dijo que el instrumento guiará a la OEA en sus esfuerzos de desarrollo "con especial atención en la inclusión social y la disminución de la inequidad" y planteó que el plan de acción sea hecho con criterios técnicos. Su homólogo peruano, Rafael Roncagliolo, subrayó que este es un "importante hito hemisférico en el fortalecimiento de los derechos sociales, económicos y culturales".