Los jefes de UNICEF y ACNUR, Henrietta Fore y Filippo Grandi, respectivamente, han alzado su voz en representación de los niños que han tenido que abandonar sus hogares de forma forzosa, entre ellos 12,7 millones de refugiados y los 1,1 millones de solicitantes de asilo.
La pandemia de coronavirus ha agudizado "aún más" las vulnerabilidades de los niños desplazados y refugiados y amenaza con revertir los logros alcanzados para garantizar sus derechos más básicos, según un llamamiento conjunto de los máximos responsables del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que han pedido "claros compromisos".
Los jefes de UNICEF y ACNUR, Henrietta Fore y Filippo Grandi, respectivamente, han alzado su voz en representación de los niños que han tenido que abandonar sus hogares de forma forzosa, entre ellos 12,7 millones de refugiados y los 1,1 millones de solicitantes de asilo.
La pandemia, sumada a las medidas adoptadas por los distintos gobiernos para contener su expansión, "amenaza con revertir los logros obtenidos con tanto esfuerzo para ampliar en todo el mundo el acceso de los niños refugiados a protección, atención médica y educación", según Fore y Grandi.
"No podemos permitir que eso ocurra", ha subrayado, recordando que cubrir las necesidades de los niños desplazados y refugiados "es clave para salvaguardar tanto su bienestar actual como su potencial para el futuro".
Efectos colaterales del fin de las clases. Ya antes de la pandemia de coronavirus, los niños desplazados ya tenían acceso limitado a servicios médicos y, con las medidas de contención en vigor, la ONU ve "probable" que también empeoren su seguridad y su educación, igualmente "precarias antes del brote".
"Ir a la escuela ya era un desafío diario o imposible para muchos niños desplazados en todo el mundo", como lo demuestra el dato de que menos de la mitad de los niños refugiados estaban escolarizados. La cifra se reduce a uno de cada cuatro en la etapa de educación secundaria.
Ahora, según Fore y Grandi, "es probable que haya más niños desplazados que se queden fuera de la escuela por un periodo prolongado de tiempo, y algunos podrían no regresar nunca". La UNESCO estima que más de 1.500 millones de niños y jóvenes no van a clase en todo el mundo por los cierres decretados en gran parte del mundo.
El cierre de escuelas puede suponer también en algunos casos que los niños se queden sin comida o sin agua limpia. "Es probable que aumenten las tasas de negligencia, abuso, violencia de género y matrimonio infantil conforme las familias vayan experimentando más dificultades socioeconómicas", han lamentado los responsables de las dos agencias internaciones.
Fore y Grandi han insistido en que, como todos los niños de todas las partes del mundo, los refugiados también "merecen n una oportunidad justa en la vida y que sus derechos se cumplan por completo". "A pesar de que sus vidas están trastocadas por la violencia, el desplazamiento y, ahora, la pandemia, sus posibilidades de un futuro digno se verán reforzadas si tienen acceso equitativo al apoyo y los servicios que necesitan", han apuntado.