Las plantaciones de coca en América del Sur se situaron en 133.700 hectáreas, un 13% menos que el año anterior y la cifra más baja desde 1999.
El cultivo de coca en América del Sur ha descendido lo que, unido a otros indicadores, apunta a un "declive generalizado" del mercado de la cocaína, según el último informe anual de la JIFE, la oficina de la ONU que vigila que se cumplan los tratados internacionales sobre drogas.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) dice en ese documento que en 2012 las plantaciones de coca en América del Sur se situaron en 133.700 hectáreas, un 13% menos que el año anterior y la cifra más baja desde 1999.
"En Colombia, la superficie total dedicada al cultivo de arbusto de coca disminuyó un 25 % a 48,000 hectáreas; también se registró una ligera disminución en Bolivia, a 25.300 hectáreas; y en el Perú, a 60.400 hectáreas", indica la Junta con datos de 2012.
Este organismo estima que, junto al descenso de la superficie dedicada a la plantación del arbusto de coca, otros elementos apuntan a un declive del mercado de la cocaína.
"La mayoría de los indicadores, incluido el cultivo de arbusto de coca, la fabricación de cocaína, las incautaciones de la sustancia y las estimaciones de la prevalencia en los principales países consumidores, apuntan a un declive generalizado del mercado de la cocaína en los últimos años", señala la JIFE.
El informe indica que en 2011 las estimaciones sobre la fabricación potencial de cocaína se situaban en una horquilla de entre 776 y 1.051 toneladas de una droga que tiene sus mercados más lucrativos en Estados Unidos y Europa.
Los expertos resaltan que la demanda de esta droga, tanto en Estados Unidos y Canadá como en Europa, se ha situado a la baja en los últimos años.
Sobre el contrabando hacia EE. UU., la JIFE explica que la cocaína llega al país norteamericano por rutas terrestres a través de México y Centroamérica, mientras que por mar la vía del Atlántico está ganando peso frente a la que discurre por el Pacífico.
De Brasil, dice que, además de ser un gran mercado de consumo, desde su extenso litoral se puede transportar esta sustancia hasta África Occidental, desde dónde hay rutas de contrabando hacia Europa, alternativas al itinerario atlántico para entrar por barco en el Viejo Continente.
América del Sur tiene una prevalencia anual del consumo de cocaína del 1,3%, casi tres veces superior a la media mundial del 0,4% y ligeramente por debajo de América del Norte, que lidera el consumo con el 1,5%.
La JIFE subraya por otra parte el importante incremento del consumo en Brasil en los últimos años con una tasa anual de prevalencia del 1,75% en 2011.
Por otra parte, el informe de la JIFE reconoce que en Bolivia la masticación de hoja de coca y su consumo con "fines culturales y medicinales" están ahora permitidos, después de que La Paz incorporase para ello el año pasado una reserva en la Convención sobre drogas de 1961.
Bolivia abandonó en 2011 ese tratado para reincorporarse en enero de 2013 con una reserva que permite el masticado de hoja de coca, una práctica milenaria en las culturas andinas.
En cuanto al cultivo de la adormidera, la planta de la que se extrae la heroína, la Junta afirma que en América del Sur se cultiva, pero de forma muy reducida.
En 2012, la superficie destinada a la adormidera en Colombia fue de 313 hectáreas, lo que corresponde a aproximadamente un 0,1 % de la superficie mundial dedicada a este cultivo, y la producción potencial de heroína es de alrededor de una tonelada anual.
Respecto a las drogas sintéticas, la JIFE señala que en los últimos años se han incrementado las incautaciones de sustancias como el "éxtasis" o las anfetaminas, sobre todo en Brasil, Colombia y Perú, lo que puede ser un indicio del aumento del consumo.
Sobre el cannabis, los expertos de la ONU indican que "el gran volumen de incautación de cannabis comunicado por algunos países de América del Sur podría ser indicio de un aumento de la producción en la región en los últimos años".
La JIFE sostiene que escasean los datos sobre el cultivo de cannabis en América del Sur, y que se debe de analizar más detenidamente si las incautaciones se deben a la mayor presión policial o a un aumento de la producción de esa droga.
El informe recuerda que el cannabis es la droga más popular en Suramérica, con 14,9 millones de consumidores, según los cálculos de la ONU, y alerta de "la baja percepción del riesgo" que tienen los jóvenes de la región sobre su uso.
En el caso de Uruguay, donde se aprobó recientemente una ley que regula la producción, venta y consumo de marihuana, la JIFE subraya que semejante normativa vulnera los tratados internacionales sobre drogas y "marca una tendencia peligrosa".
Este órgano de la ONU muestra su preocupación por las iniciativas que abogan por la legalización del cannabis y señala que los Gobiernos deben "anteponer a cualquier otra consideración la salud y el bienestar de la población".