Los principales líderes de derecha de ese país tienen aspiraciones presidenciales, pero no quieren repetir la experiencia de los comicios de 2006, cuando sus divisiones pavimentaron el camino para que Ortega regresara al poder.
Managua. La fragmentada oposición de derecha en Nicaragua busca definir una sola candidatura presidencial para enfrentar las aspiraciones reeleccionistas del presidente sandinista Daniel Ortega, pero el panorama luce difícil ante la falta de programa único y un candidato fuerte.
Los principales líderes de derecha, incluido el ex presidente Arnoldo Alemán que cumplió penas por corrupción, tienen aspiraciones presidenciales, pero no quieren repetir la experiencia de los comicios del 2006, cuando sus divisiones pavimentaron el camino para que Ortega regresara al poder.
Las divisiones continúan, sobre todo entre Alemán, líder del Partido Liberal Constitucionalista, (PLC) y Eduardo Montealegre, un ex banquero que enfrentó a Ortega en las anteriores elecciones, pero ahora hay disposición para dirimir una candidatura única en elecciones primarias en marzo.
Las presidenciales serán en noviembre del 2011."La decisión de quién va a ser el candidato o quién tiene el mayor aporte del pueblo, no la puede decir ni Eduardo (Montealegre) ni nosotros (...), por eso es que nos hemos abierto a las primarias", dijo recientemente Wilfredo Navarro, de la dirigencia del PLC.
Pero Montealegre no tuvo la suficiente fuerza en el 2006 para derrotar a Ortega y ni siquiera para ganar la alcaldía de Managua en las municipales del 2008, mientras que Alemán - (gobernante entre 1997 y el 2002 - llega vulnerable tras haber cumplido penas por lavado de dinero, fraude y desvío de fondos públicos.
En las primarias participarían unos ocho partidos políticos de derecha, que actualmente discuten, entre otros aspectos, si estos comicios internos deberían ser abiertos o cerrados sólo a los militantes.
Una encuesta de la firma M&R Consultores divulgada el 14 de julio mostró que Ortega obtendría casi un 54 por ciento de votos y Alemán un 46 por ciento en caso de que éste fuera el candidato de la derecha.
"La unidad (de la oposición) por sí misma no derrota a nadie", a menos que logre un programa atractivo y un candidato capaz de cautivar a los votantes independientes, sostuvo el director de M&R Consultores, Raúl Obregón.
Desafío. Ortega, que gobernó en la década de 1980 tras la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza, desafió hace poco a sus detractores a verse las caras en el 2011, en medio de una disputa con la derecha sobre la legalidad de la candidatura para la reelección.
"Son dos posiciones y nos vamos a ver las caras el próximo año en la gran batalla electoral", dijo el mandatario el 19 de julio, durante un acto masivo por el aniversario de la revolución sandinista.
La Constitución nicaragüense prohíbe la reelección continua, pero Ortega podría postularse apoyado en un dictamen de la Corte Suprema de Justicia del 2009 que declaró inaplicable la prohibición constitucional.
La oposición puso el grito en el cielo con esta decisión, acusando a la Corte de ser proclive a Ortega y advirtiendo que lucharán contra el fallo. El Consejo Supremo Electoral también señaló que Ortega no tenía impedimentos para postularse a un nuevo período.
"La oposición dividida, sin un candidato idóneo, difícilmente podrá derrotar al Frente Sandinista. Si no tienen un candidato idóneo con un buen programa de Gobierno, no le veo posibilidades", dijo a Reuters el director del Centro de Investigación y Asesoría Socio Económica (Cinase), Sergio Santamaría.
Incluso dentro de la oposición hay desconfianza sobre la real voluntad de Montealegre y Alemán de unificar posturas.
"Hasta el momento ninguno de los dos ha demostrado que quiere unirse", dijo el diputado y directivo del partido Alianza Liberal Nicaragüense, Ramiro Silva.
Santamaría cree que Ortega, que tuvo una baja aprobación en los primeros años de Gobierno, ha mejorado su popularidad luego de que el país dejó atrás la crisis energética que provocaba apagones casi diarios, además de ampliar la cobertura de salud pública y de educación.