Si bien miles de venezolanos salieron a las calles de Caracas, ninguna de las marchas consiguió igualar en tamaño a otras contra el gobierno socialista de los últimos años, pese al deterioro de la situación económica del país petrolero.
Caracas. La oposición de Venezuela puso en marcha el sábado una nueva campaña de movilizaciones para pedir la salida anticipada del presidente Nicolás Maduro, pero el arranque resultó tibio, mientras al mismo tiempo seguidores del Gobierno socialista participaron de una manifestación "antiimperialista".
Si bien miles de venezolanos salieron a las calles de Caracas, ninguna de las marchas consiguió igualar en tamaño a otras contra el gobierno socialista de los últimos años, pese al deterioro de la situación económica del país petrolero.
La oposición venezolana anunció a principios de semana que organizaría en todas las ciudades del país un movimiento popular que saldrá a las calles a respaldar "todos" los mecanismos disponibles en la Constitución para deponer al presidente Nicolás Maduro.
Alentados por una amplia victoria en las elecciones parlamentarias de diciembre, las fuerzas opositoras esperan movilizar a los venezolanos agobiados por una escasez crónica de bienes que empeora la recesión y la inflación más alta del mundo.
"Venezuela es un caos. Ellos prometen, prometen y nada, lo que hay es miseria, más delincuencia, más destrucción", dijo Ruth Briceño, una estudiante de derecho que caminaba por las calles del municipio de clase media y alta de Chacao, al este de la ciudad, junto con miles de partidarios opositores.
"No podemos encontrar comida para nuestros hijos. Necesitamos que Maduro renuncie este año", agregó.
A principios de 2014, el ala más radical de la oposición logró que miles de personas protestaran en las principales ciudades del país petrolero para poner fin al Gobierno de Maduro. Durante semanas, avenidas importantes se llenaron de gas lacrimógeno y bolsas de basura quemada por los manifestantes.
Este mes sólo en la ciudad fronteriza de San Cristóbal han tenido lugar protestas similares a las de hace dos años, sin que contagien todavía a la capital.
En el oeste de Caracas, partidarios del Gobierno respondieron a la petición del presidente y salieron a las calles vestidos de rojo en reclamo contra una reciente decisión del gobierno de Estados Unidos.
Washington renovó este mes un decreto que considera a Venezuela como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
En respuesta, Maduro anunció esta semana el retiro del encargado de negocios de la embajada de Venezuela, el principal diplomático en Estados Unidos.
"Estamos aquí para derogar el decreto de Obama. Es estúpido", dijo Raiza Sucre, una funcionaria de 50 años, que llegó a la movilización de madrugada en uno de los autobuses oficiales que trasladaron a muchos otros manifestantes.
El gobierno de Maduro ha perdido un número importante de seguidores que apoyaron a su mentor político, el fallecido presidente Hugo Chávez, quien los entusiasmó en 1999 con su proyecto de revolución, en especial, a millones de venezolanos pobres.
La coalición de distintos partidos opositores puede, de todas formas, tener dificultades para conseguir sacar del poder al heredero de Chávez, no sólo porque las intensas protestas de 2014 no lograron producir un cambio, también escollos legales pueden demorar que se active una consulta popular para decidir si Maduro termina o no su mandato antes de 2019.
"No apoyo ninguno de los dos bandos, porque son iguales", dijo Miguel Contreras, un lustrador de zapatos que votó por Chávez hasta su muerte en 2013. "Tienen que llegar un acuerdo para que las cosas marchen bien".