Los venezolanos votaban el domingo en unos comicios donde se elegirán a 23 gobernadores y en los que la oposición parte como favorita, según sondeos, ante la desazón de muchos que sufren por la crisis económica que azota al país.
Los venezolanos votaban el domingo en unos comicios donde se elegirán a 23 gobernadores y en los que la oposición parte como favorita, según sondeos, ante la desazón de muchos que sufren por la crisis económica que azota al país.
Pero los adversarios del presidente Nicolás Maduro tendrán que luchar con la alta abstención que suele haber en este tipo de comicios y por complicaciones preelectorales como la inhabilitación de candidatos, confusas papeletas de votación y la reubicación de última hora de varios centros de sufragio.
Y aún si la oposición logra arrebatarle al oficialismo el control de la mayoría de los 20 estados que gobierna, poco podrá hacer porque los gobernadores están supeditados a la poderosa Asamblea Nacional Constituyente, formada por aliados de Maduro. Por eso los analistas ven estas elecciones como un proceso "simbólico".
"Tenemos el interés de cambiar la situación del país, por el bien de nuestros hijos. No confiamos en el árbitro electoral porque nunca ha demostrado confianza pero tenemos que luchar", dijo Maikel Carrero, un jubilado de 50 años, mientras hacía fila en un centro de votación en San Cristóbal, la capital del estado Táchira, fronterizo con Colombia.
A diferencia de las elecciones regionales previas, esta vez no se renovarán parlamentos locales, que son controlados en gran parte por el partido de Maduro. De ganar, los gobernadores de la oposición deberán dirigir los estados con un congreso en contra.
"Reubicaron centros en lugares lejanos para evitar que la gente pueda votar cerca como siempre se hizo", se quejó el jefe de campaña de la oposición, Gerardo Blyde, explicando que ahora muchos deberán votar no sólo en zonas alejadas y peligrosas, sino en bastiones históricos del gobernante chavismo.
"Como el Gobierno se sabe perdido, en su desespero ha inventado una nueva maniobra", agregó.
Según una rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), la reubicación de casi 300 centros electorales "estaba prevista" por la "violencia" ocurrida durante la ola de protestas contra el Gobierno que entre abril y julio dejó 125 fallecidos.
La oposición también tendrá que luchar contra la frustración de sus seguidores después de que las manifestaciones no lograran desbancar a Maduro. Recientemente mostraron su malestar por los acercamientos entre la dirigencia opositora y el oficialismo con miras a iniciar un diálogo para superar la crisis en el país.
Pero la coalición opositora tratará de sacar provecho de la baja aprobación que aún tiene Maduro entre el electorado.
Según testigos de Reuters, algunos de los locales para sufragar amanecieron sin electricidad, con poca afluencia de votantes, pero en otros se observaban más filas de electores porque recibían votantes de otros centros que desde muy temprano llegaban en autobuses tras los cambios de última hora que ordenó el poder electoral.
La presidenta del CNE, Tibisay Lucena, informó temprano el domingo que al menos el 90 por ciento de los centros de votación están operativos.
El vicepresidente ejecutivo, Tareck El Aissami, dijo que con la votación se desmienten las "campañas" de "dictadura" contra el país sudamericano.
"El voto de hoy es un voto soberano, un voto antimperialista, antiTrump", dijo El Aissami tras ejercer su voto en el central estado Aragua.
"A llorar a Washington". Venezuela sufre la peor crisis de su historia contemporánea: a la inflación de tres dígitos se le suma una recesión económica de casi cuatro años y escasez de alimentos y medicinas.
La oposición culpa a Maduro del descalabro económico, pero el socialista asegura que la crisis es producto de una "guerra económica" de los opositores con apoyo de Estados Unidos.
El difícil panorama de Venezuela se ha agravado con sanciones financieras desde Estados Unidos, que le ponen más trabas a la hora de adquirir préstamos y pagar sus compromisos internacionales justo cuando precisa de liquidez.
Buscando legitimidad afuera y en casa, Maduro presenta estos comicios como la validación de la asamblea constituyente, que ha sido desconocida por la oposición y por varios países de América y Europa.
"Todo el que salga a votar está respaldando la constituyente", dijo en la semana. "Todos los gobernadores que van a ser electos el domingo tendrán que juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente y el que no se juramente no toma su cargo y punto (...) que vayan a llorar para Washington".
"Han dicho que somos una dictadura: No. Somos un pueblo democrático, rebelde", dijo Maduro en un video publicado el domingo en su cuenta en Twitter, en el que llamó al voto.
Por su parte, el líder opositor y dos veces candidato presidencial Henrique Capriles también llamó a sus seguidores a votar.
"No le demos el gusto a quienes quieren que sigamos "jodidos" los venezolanos! #15Oct", escribió en su cuenta en Twitter.