Los partidos de la oposición exigieron una investigación del Gobierno sobre el caso, que dicen que corroboran acusaciones de larga data de que miembros del Gobierno y el Ejército se han coludido con bandas del narcotráfico.
Caracas. Los adversarios del presidente Nicolás Maduro reaccionaron con una alegría apenas disimulada a la noticia del arresto de dos familiares del mandatario por agentes de Estados Unidos en un caso sobre narcotráfico, pero están concentrados en la elección del próximo mes como la mejor forma de debilitar su poder.
En medio de una serie de investigaciones en Estados Unidos por presunto tráfico de cocaína y lavado de dinero por parte de funcionarios y otras personas relacionadas al Gobierno socialista de Venezuela, dos sobrinos de la esposa de Maduro fueron procesados el jueves en Nueva York por cargos de narcotráfico luego de su arresto en Haití.
Los partidos de la oposición exigieron una investigación del Gobierno sobre el caso, que dicen que corroboran acusaciones de larga data de que miembros del Gobierno y el Ejército se han coludido con bandas del narcotráfico.
La líder opositora María Corina Machado instó al presidente a renunciar, luego de que los sospechosos Franqui Francisco Flores de Freitas, de 30 años, y Efraín Antonio Campo Flores, de 29 años, fueron acusados formalmente.
"Maduro y su régimen dejaron de ser un movimiento político y varios de sus factores más importantes han derivado en una organización criminal", dijo Machado, quien fue removida de su escaño en la Asamblea Nacional el año pasado.
La mayoría de los líderes opositores, sin embargo, buscaron mantener su atención en la elección del 6 de diciembre a la Asamblea Nacional, en la que los socialistas podrían perder el control del poder legislativo por primera vez en sus 16 años de gobierno debido al enfado de los votantes del país miembro de la OPEP ante una crisis económica.
La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática, citando sondeos en todo el país que muestran que tiene una sólida ventaja, cree que la elección podría ser el comienzo del fin del "Chavismo" y su modelo económico.
Campaña comienza el viernes. Golpeada por un desplome de los precios del petróleo y maniatada por controles disfuncionales al tipo de cambio, Venezuela sufre de una inflación desbocada, una grave recesión y de la escasez en todo el país de múltiples artículos, desde leche a partes de vehículos.
"Todas las encuestas hablan de una diferencia irreversible a favor del cambio, pero las elecciones se ganan con votos. Y todo ese descontento tenemos que transformarlo en votos", dijo Henrique Capriles, un ex gobernador que perdió por un estrecho margen la elección presidencial del 2013 frente a Maduro.
El líder de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús Torrealba, afirmó que el Gobierno debería ordenar una investigación parlamentaria sobre el caso de narcotráfico.
"No hay necesidad de esperar al próximo 5 de enero para que la nueva Asamblea Nacional, con mayoría democrática, designe una comisión que investigue este caso", sostuvo.
Maduro y otros han negado reiteradamente la participación de cualquier funcionario en el narcotráfico, y acusan a Machado, Capriles, Torrealba y otros de conspirar para desestabilizar al Gobierno a instancias del Gobierno de Estados Unidos y la antigua elite de Venezuela.
La campaña electoral comenzará oficialmente a partir del viernes y los líderes del Gobierno invocan al nombre del fallecido Hugo Chávez cada vez que pueden para intentar ayudar a los candidatos de su sucesor, el menos popular Maduro.
"El 6D Gana el Pueblo de Chávez", dijo Maduro, de 52 años, durante una prueba de la formidable máquina de movilización de votantes de su partido.
Pero incluso Maduro, quien por largo tiempo sirvió como ministro de Relaciones Exteriores y no ha logrado replicar la conexión de Chávez con las masas, ha reconocido que la elección se perfila como una de las más duras hasta la fecha para el "Chavismo", que sólo ha perdido una de más de una docena de votaciones nacionales desde el triunfo de Chávez en 1998.
Los adversarios de Maduro quieren un referendo revocatorio en el 2016 para sacarlo del poder si la oposición logra un gran triunfo en diciembre.
Si obtiene el control de la Asamblea Nacional de 167 miembros, la oposición probablemente también intentaría socavar al "Chavismo" a través de reformas legislativas, y demandaría la liberación de los opositores encarcelados.
Si consiguen una mayoría de dos tercios, podrían cambiar a funcionarios judiciales y electorales en instituciones que la oposición dice que se han vuelto serviles al Gobierno.
"No más matazon". Eso podría poner a la oposición en un curso de choque con Maduro, quien puede sortear a la asamblea gobernando a través de decretos y ha prometido que preservará el legado de Chávez.
Las protestas de la oposición que generaron hechos de violencia y provocaron 43 muertes en el 2014 siguen en la mente de los venezolanos.
"Esto ya no se trata de si yo quiero o no quiero cambio en el sentido teórico. Me urge, ya, para que yo y mis niños puedan comer", dijo la profesora Marleny Gómez, de 36 años, mientras hacía fila con cientos de otras personas en un supermercado estatal bajo el sol matinal.
"Pero créeme, lo que nadie quiere es más matazón como el año pasado", agregó Gómez, una ex partidaria de Chávez del barrio Petare de Caracas que dijo que en esta oportunidad votaría por la oposición.
Aunque los opositores de Maduro están optimistas, enfrentan una enorme lucha.
El "Chavismo" aún tiene un núcleo apasionado que, sin importar sus reservas sobre Maduro, aún ven a la oposición como lo hacía Chávez: una elite capitalista conspiradora e indiferente desesperada por poner sus manos en la riqueza petrolera de Venezuela.
La distribución geográfica de los escaños favorece al Gobierno porque da preponderancia a las zonas rurales, donde el respaldo al Partido Socialista es más fuerte. Los líderes de la oposición se quejan de que las autoridades electorales han inclinado la votación hacia el partido gobernante.
Ninguna encuestadora ha realizado sondeos en todos los distritos electorales, la que sería la mejor forma de medir este tipo de votos.
"Aunque la oposición se mantiene como clara favorita, no debe caer en triunfalismos (...) La campaña final será feroz. La capacidad de movilización oficial es infinitamente más elevada que la de sus adversarios", dijo el encuestador Luis Vicente León.