La postura cada vez más autoritaria de Daniel Ortega, que este domingo competirá por su cuarto mandato consecutivo, ha molestado a Washington y sus aliados, que lo ven cada vez más en el mismo terreno que los líderes de Venezuela, Cuba y Rusia.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, competirá este domingo por su cuarto mandato consecutivo, en un proceso electoral ampliamente visto por Washington como una farsa, en el que busca cimentar su control del poder y corre el riesgo de profundizar el aislamiento internacional del atribulado país.
La administración del presidente estadounidense, Joe Biden, se prepara para imponer más sanciones en protesta contra los comicios, pero debe actuar con cuidado a fin de evitar que se aliente la migración económica o una agitación desestabilizadora en el segundo país más pobre de América.
La postura cada vez más autoritaria de Ortega, un exguerrillero marxista que ayudó a derrocar en 1979 la dictadura de Anastasio Somoza respaldada por Estados Unidos, ha molestado a Washington y sus aliados, que lo ven cada vez más en el mismo terreno que los líderes de Venezuela, Cuba y Rusia.
Desde los últimos comicios en 2016, Ortega abolió los límites del mandato presidencial, expandió el imperio empresarial de su familia y acumuló presión sobre la prensa independiente. En los últimos meses ha encarcelado a candidatos opositores, activistas, periodistas y líderes empresariales, mientras que ha obligado a exiliarse a otros críticos.
"Otra autocracia que echa raíces (...) es lo último que necesitamos en este hemisferio en este momento", dijo un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato.
Estados Unidos ha impuesto sanciones y prohibiciones de viaje a funcionarios nicaragüenses, incluidos familiares de Ortega, mientras que trabaja para erradicar la corrupción y deficiencias en la manera de gobernar en otros países centroamericanos como Guatemala, El Salvador y Honduras.
Washington también está revisando la participación de Nicaragua en un pacto de libre comercio centroamericano que otorga un trato preferencial a las exportaciones a Estados Unidos, y ha frenado las actividades de "creación de capacidad comercial" que se consideran beneficiosas para el gobierno de Ortega, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense.
El secretario de Estado, Antony Blinken, acusó al presidente nicaragüense y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, de organizar una "elección falsa" en un esfuerzo por establecer una "dinastía autoritaria", una reprimenda que repitió su par de la Unión Europea.
Ortega, el líder con más años de servicio en América en tiempos recientes, dijo en junio que las sanciones no lo iban a disuadir y que su gobierno estaba respetando la ley al arrestar a personas que estuvieran conspirando en su contra.
Asimismo, en julio acusó a Washington de intentar socavar las elecciones y de intentar "sembrar nuevamente el terrorismo" en Nicaragua.
Murillo, la portavoz de Ortega y su gobierno, no respondió a una solicitud de comentarios de Reuters.
Suspender a Nicaragua -que envía la mitad de sus exportaciones a Estados Unidos- del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR), sería legalmente complicado y podría empeorar su difícil situación humanitaria, alentando incluso a que más personas intenten llegar a territorio estadounidense.
La economía de la nación centroamericana se contrajo más de un 3% tanto en 2018 como en 2019 y casi un 2% en 2020.
Región dividida. Dadas las divisiones en la región sobre cómo abordar la situación, analistas dudan de que Biden pueda convencer a muchos otros países para que tomen medidas contra Nicaragua.
Siete naciones, incluidas México, Argentina, Guatemala y Honduras, se abstuvieron de votar en octubre en una de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la que alertó sobre los intentos de la administración de Ortega para socavar las elecciones.
Otro funcionario estadounidense dijo que los países vecinos de Nicaragua tendrán que asumir más responsabilidad para aislar a Ortega.
La perspectiva de que Rusia expanda su influencia en América Latina más allá de Cuba y Venezuela también preocupa a Washington.
Nicaragua podría ofrecer a Moscú una oportunidad de "bajo costo, alta recompensa" si le da a Ortega un "salvavidas", dijo Jason Marczak, director del centro para América Latina del grupo de expertos del Atlantic Council.
Ortega recientemente mostró sus vínculos con Rusia durante un discurso televisado, donde se le vio rodeado de varias decenas de autobuses enviados por el gobierno ruso para reforzar el transporte público de Nicaragua.
John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional del entonces presidente Donald Trump en 2018, incluyó a Nicaragua junto con Cuba y Venezuela en una "troika de tiranía" de izquierda en las Américas.
Desde entonces, la represión política de Ortega solo se ha intensificado. Entre mayo y septiembre, su índice de desaprobación aumentó del 46% al 69%, según una encuesta de CID Gallup.
Facebook informó el lunes que eliminó una granja de troles con más de 1.000 cuentas de Facebook e Instagram que, según comunicó, era administrada por el gobierno nicaragüense.
La compañía de redes sociales dijo que la operación había estado activa en sus plataformas desde 2018, promoviendo contenido progubernamental y comentarios negativos sobre la oposición.
El Gobierno no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Ortega también ha bloqueado la entrada al país de periodistas, incluidos nicaragüenses.
Analistas creen que, tras las elecciones, la atención mundial podría cambiar y presionar a Ortega para que libere a los presos políticos y ponga fin a la represión contra la disidencia que comenzó con una respuesta a las protestas callejeras en 2018 y ha dejado al menos 300 muertos.
Ortega, dijeron algunos oficiales de Estados Unidos y analistas, puede usar a los detenidos como moneda de cambio en un intento por evitar nuevas sanciones.
Actualmente, muchos nicaragüenses consideran que se van a sentir impotentes el día de la elección, ya que varios de los candidatos que aparecen en la boleta son en gran parte desconocidos, y los críticos los llaman leales a Ortega.
"Aparecen ante la cámara y todo el mundo dice '¿quién es?'", Dijo Edgar Parrales, exembajador de Nicaragua ante la OEA.
Sherly, de 25 años, quien dijo que su madre ha estado en la cárcel más de un año por protestar contra el presidente, planea quedarse en casa.
"No participo de este circo electoral", afirmó.