La Alianza Atlántica, en su 70 aniversario, rechaza una "nueva Guerra Fría" y aborda, no sin divisiones internas, otras prioridades como el avance tecnológico de China, Irán o la "persistente amenaza del terrorismo".
"Nos hemos puesto de acuerdo en un paquete de medidas para mejorar nuestra vigilancia de la situación e incrementar nuestra ayuda a Georgia y Ucrania", anunció el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa tras la reunión de los 29 ministros de Exteriores de la Alianza este jueves (04.04.2019). En la reunión, coincidente con el 70 aniversario del organismo, las tensiones con Rusia volvieron a aparecer como la principal amenaza, aunque el terrorismo y China también se hicieron un hueco.
Asimismo, durante la cita, se abordó la presencia de militares rusos en Venezuela, desveló el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en una rueda de prensa. "Hablamos sobre Venezuela. La postura de EE.UU. la ha dejado clara el presidente (Donald) Trump, deben irse", aseveró Pompeo, quien indicó que la conversación sobre el país caribeño fue parte de un debate más amplio sobre la actividad de Rusia en otros Estados, como Georgia, Ucrania y Siria. Pompeo denunció "los sombríos sueños imperialistas" del presidente ruso, Vladimir Putin.
La vista puesta también en Venezuela. "Es evidente en sus invasiones a Georgia y Ucrania, su injerencia en Siria y ahora en Venezuela", añadió Pompeo. Pero advirtió: "En el caso de Venezuela, Estados Unidos tiene sus respuestas preparadas". El interés de la Alianza hacia América Latina es creciente, hasta el punto de declarar que Brasil u otros países de la región podrían convertirse en aliados más estrechos de la OTAN, "socios globales" como ya es Colombia. Pero Stoltenberg rechazó que puedan llegar a convertirse en miembros de pleno derecho de la Organización.
El tema de la contribución de Alemania también se coló en la reunión tras las reiteradas quejas de Trump de que el país no cumple con el objetivo de la OTAN de 2014 de dedicar un 2% de su PIB a la defensa. "Ahora no es el momento de repetir excusas ya gastadas de que nuestros ciudadanos no apoyan un incremento del gasto en la defensa o en la seguridad. Es la obligación de cada uno explicar esto a la gente", dijo Pompeo.
Rechazo a una "nueva Guerra Fría". En su comunicado final, la OTAN reconoció que se enfrenta a una "situación de seguridad impredecible y llena de retos", entre los que citó "una Rusia más agresiva", la "persistente amenaza del terrorismo" y "ataques cibernéticos", así como "un cambio tecnológico rápido y profundo que requiere nuevos enfoques". De hecho, durante la reunión, la OTAN abordó por primera vez el crecimiento tecnológico de China, que ha conseguido situarse a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G, algo que Washington ve con preocupación porque teme que Pekín aproveche esos sistemas para el espionaje.
La OTAN también analizó la salida de sus tropas de Afganistán después de 16 años, el entrenamiento a fuerzas iraquíes y la lucha contra el terrorismo, especialmente cómo evitar que resurja el grupo yihadista Estado Islámico (EI). Otro de los temas candentes en los márgenes de la reunión, fue la adquisición por parte de Turquía del sistema de misiles S-400 de fabricación rusa, una operación que ha sido criticada con vehemencia por parte de Washington, que no ve con buenos ojos que un aliado cuente con armamento suministrado por Moscú.
Stoltenberg, pidió durante la reunión "preservar la unidad" de los 29 estados miembros al tiempo que aseguró que la organización no busca una "nueva Guerra Fría". En un comunicado coincidiendo con el aniversario Moscú criticó el plan para el Mar Negro y lamentó que la alianza "no tenga intenciones de renunciar a su confrontación política y militar con Rusia". "Es el momento de dejar evocar la "amenaza del este'. En aras de la paz, el mundo necesita una desescalada de las tensiones militares y políticas", dijo el ministerio de Relaciones Exteriores ruso.