Pérez Molina renunció en septiembre tras ser acusado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y la Fiscalía de dirigir una mafia aduanera junto con la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, aunque él se declara inocente.
Desde la cárcel, el ex presidente de Guatemala Otto Pérez Molina acusó a Estados Unidos de iniciar una nueva era de injerencia en Centroamérica interfiriendo en la justicia con organismos internacionales anticorrupción como la CICIG, que provocó su caída el mes pasado.
Pérez Molina renunció en septiembre tras ser acusado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y la Fiscalía de dirigir una mafia aduanera junto con la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, aunque él se declara inocente.
Estados Unidos había presionado al ex mandatario este año para purgar su gabinete y renovar el mandato de este ente autónomo respaldado por la ONU, a cambio del apoyo de Washington a la Alianza para la Prosperidad, un plan de desarrollo clave para la región, dijeron fuentes el mes pasado.
En una entrevista con Reuters el sábado desde un penal militar en la capital guatemalteca, el ex presidente dijo que la Casa Blanca cambió la tradicional intervención con armas y soldados por una nueva forma de defender sus intereses en la región con estas comisiones anticorrupción como la CICIG.
"Esto es una nueva forma de injerencia. Esta es la única comisión de todo el mundo en la que un país cede uno de los puntos más esenciales de la soberanía como es la aplicación de la justicia. Es una comisión que no le reporta a nadie", dijo .
"Aquí es la decisión de (Estados Unidos de) querer tener injerencia en el país y ante eso no le importa llevarse a quien se tenga que llevar (por delante)", sostuvo Pérez Molina.
Preso a la espera de juicio, el general retirado lamentó haber cedido a las exigencias de Washington y acusó directamente al vicepresidente estadounidense Joe Biden de liderar el plan para exportar estos organismos a los vecinos centroamericanos.
"Lo que querían hacer (Estados Unidos) era poner el pie aquí y en Honduras y El Salvador", aseveró.
PRESIÓN DE ALTO NIVEL
Pérez Molina aprobó a regañadientes en abril extender la operación de la CICIG en Guatemala dos años más, porque temía que no hacerlo daría la percepción de que "ocultaba algo", y criticó a Biden por su interferencia en asuntos internos.
"Dos veces con el vicepresidente Biden personalmente, y por lo menos dos veces más por teléfono (...), me dijo que (renovar la CICIG) era una condición (para la Alianza)", sostuvo.
"Iba más allá, porque el vicepresidente me pidió que la CICIG se convirtiera regional, que hubiera una CICIG en Honduras y en El Salvador", agregó el ex presidente en un pequeño patio amurallado y custodiado por 10 guardias.
La presión estadounidense llega en momentos en que Washington busca redefinir su relación con América Latina, especialmente en Centroamérica, donde respaldaron un golpe en Guatemala en 1954 y apoyaron a los rebeldes Contra en Nicaragua en la década de 1980.
Una portavoz de Biden respondió que el vicepresidente "siempre ha dejado claro a los líderes de toda la región centroamericana que la ayuda de EE.UU. solo sería posible si continuaban haciendo progresos para atajar la corrupción".
En sus conversaciones con Pérez Molina, agregó la portavoz, Biden enfatizó la importancia de renovar a la CICIG y que la comisión es "un modelo a emular por otros países", pero no especificó si puso alguna condición al respecto.
Sin embargo, la portavoz no se pronunció sobre las acusaciones de injerencia.
"TODOPODEROSO"
Pérez Molina acusó el jefe de la CICIG, el colombiano Iván Velázquez, de ser un peón de Estados Unidos que se comporta como un "candidato presidencial (...) consumido por su propio ego".
"Con los intereses de la embajada de Estados Unidos detrás, él se siente todopoderoso y responde indudablemente a esos intereses", apuntó el ex funcionario.
Además, detalló que Washington, a través de su embajador en el país, Todd Robinson, también le exigió cambios en su gabinete, comenzando por la vicepresidenta Baldetti, quien renunció en mayo y posteriormente fue imputada por el caso.
"Yo le dije al canciller (de Guatemala): 'Dígale al señor (Robinson) que entienda cuál es su trabajo aquí: es el embajador (de EEUU), no es el presidente del país", relató, agregando que hizo cambios en su Gobierno "pero no en la forma, ni a los (funcionarios) que querían".
El ex presidente fue uno de los principales defensores de la Alianza, un plan de 20.000 millones de dólares ideado en 2014 por Guatemala, Honduras y El Salvador para frenar el éxodo masivo de migrantes a Estados Unidos que huyen de una de las regiones más pobres y violentas del planeta.
Sin embargo, el apoyo prometido por el Gobierno de Barack Obama en medio de la crisis de menores centroamericanos no acompañados que desbordaron la frontera sur del país norteamericano el año pasado se fue reduciendo y el Congreso podría aprobar apenas 1.000 millones de dólares en 2016.