¿Novela de intriga política o revolución latinoamericana? En Guatemala no solo está en juego el Gobierno, sino también los resultados de las próximas elecciones presidenciales de septiembre.
En Guatemala florece la desobediencia. Desde hace cuatro meses, miles de personas se manifiestan cada fin de semana por la dimisión del jefe del Estado, Otto Pérez Molina. El ex general de 65 años estaría envuelto en un escándalo de corrupción millonaria en la aduana guatemalteca. “Para el pueblo, estas acusaciones de corrupción no son nuevas. La novedad son las pruebas y que se manifieste gente de todas las capas sociales: jóvenes y mayores, clase media de la ciudad e indígenas…”, aclara Sabine Kurtenbach, experta del Instituto GIGA de Hamburgo.
Protestas en masa en Brasil, huelga de profesores en México, manifestaciones de estudiantes en Chile, revuelta campesina en Colombia y.. ¿Ahora también Guatemala? En toda Latinoamérica se suceden las expresiones de rabia ante la corrupción, la criminalidad y la incompetencia. “A la gente se le acabó la paciencia. Ya no sirven las promesas populistas”, escribía el embajador de Guatemala en Estados Unidos, Julio Ligorria Carballido, en la edición de Latinoamérica del diario El País. Para el pueblo, es importante que funcionen servicios estatales como la educación y la salud.
La asfixia de la corrupción. Este no es precisamente el caso de Guatemala. Según el Banco Mundial, el país tiene la menor recaudación fiscal del mundo en comparación con su PIB. Los programas sociales contra la pobreza que sufre más de la mitad de la población están continuamente sujetos a recortes. “La dinamita de Latinoamérica es la corrupción. Destroza a los países por dentro”, continúa Carballido. Los sobornos convirtieron a los Estados en organismos manipulables incapaces de solventar las tareas más elementales.
Tras la detención de la vicepresidenta Roxana Baldetti el 21 de agosto, la cosas están cada vez más difíciles para Otto Pérez. La poderosa asociación de empresarios CACIF exige su dimisión, después de que dos ministros ya abandonaran el Gabinete de Gobierno.
Además, también la Comisión Internacional contra la Impunidad aportó argumentos negativos. Desde 2007, este organismo fue responsable de destapar grandes escándalos como el de la aduana y según un informe de esta comisión, las tres cuartas partes de los políticos del país habrían financiado sus campañas con fondos del crimen organizado. Los partidos venderían puestos en la administración, convirtiéndola en una plaza para actividades ilegales.
En espera de alianzas. Sabine Kurtenbach no ve probable una “Primavera Guatemalteca”. Los acontecimientos parecen más una novela de intriga política. "Las protestas no están organizadas”, aclara. “Es fácil protestar contra algo, pero la pregunta que nadie responde es: '¿Qué quieren los manifestantes?”, apunta Kurtenbach.
¿Fracasarán entonces las protestas? Para la experta del GIGA solo hay una salida. La asociación de empresarios tiene que tener claro que una economía de libre mercado necesita un estado de derecho y un equilibrio social. La única posibilidad es generar alianzas entre las fuerzas reformadoras de la economía, la sociedad y la política que excluyan a los partidos anti-reformas y a quienes manejan los hilos del crimen organizado, opina Kurtenbach. Una oportunidad que parece una utopía en este país, también conocido como el país de la eterna primavera.