Francisco ya aceptó la renuncia de tres obispos y todos los prelados que aún permanecen en sus cargos han ofrecido renunciar tras acusaciones de que hubo un encubrimiento de los abusos, incluso los contra menores.
Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco dijo que podría aceptar las renuncias de más obispos chilenos tras un escándalo de abuso sexual que ha dañado la credibilidad de la Iglesia Católica en el país sudamericano.
Francisco ya aceptó la renuncia de tres obispos y todos los prelados que aún permanecen en sus cargos han ofrecido renunciar tras acusaciones de que hubo un encubrimiento de los abusos, incluso los contra menores.
El escándalo fue "obra del espíritu del mal", dijo el Papa a Reuters en una entrevista en su residencia en el Vaticano. Consultado si aceptaría más renuncias, el Pontífice dijo que "tal vez algunas".
"Aún tengo que aceptar la renuncia de dos (obispos) que han excedido el límite de edad. Pero tal vez aceptaré las renuncias de algunos más. En un caso, le pedí que le dieran las acusaciones para que tuviera la posibilidad de defenderse y ya veremos", señaló.
El cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz, uno de los nueve cardenales nombrado por el Papa como uno de sus consejeros especiales, ha sido acusado por víctimas de abuso de desacreditarlos y no investigar sus casos. Él ha negado cualquier acción incorrecta.
Consultado si la posición de Errázuriz estaba en riesgo en el Consejo de Cardenales, o C-9, Francisco dijo que "el C-9 no es un honor, es un trabajo. No quiero entrar en el juego de cortar cabezas y buscar chivos expiatorios".
El escándalo sobre abusos en Chile gira en torno al padre Fernando Karadima, quien fue declarado culpable de abusos contra niños durante las décadas de 1970 y 1980 tras una investigación del Vaticano de 2011. El influyente sacerdote de 87 años, que está recluido en un hogar de ancianos en Chile, siempre ha negado cualquier conducta impropia.
Cuatro de los aproximadamente 40 hombres entrenados por Karadima para el sacerdocio se convirtieron más tarde en obispos. Uno de los prelados, Juan Barros de la ciudad sureña de Osorno, se convirtió en centro de la investigación y su renuncia ya fue aceptada por el Papa.
"Las familias llevaron a sus hijos a Karadima porque creían que la doctrina era sólida y no sabían qué estaba sucediendo allí", dijo en la entrevista. "El problema de Karadima es muy complejo porque había una mezcla de la élite chilena con situaciones sociopolíticas". El Papa dijo que Karadima es "una persona gravemente perturbada".
Francisco dijo que se había preguntado qué había sucedido en Chile para provocar una caída tan fuerte en el apoyo a la Iglesia. "Es un fenómeno difícil de entender. Algunos creen que tiene que ver con un elitismo escondido allí, pero esto es solo una opinión. Ciertamente es obra del espíritu del mal ", dijo.