"Hablar de un Plan B ahora dividiría al partido en un momento en que nuestra táctica es fortalecer a Lula", dijo el jefe del PT en el estado de Río de Janeiro, Washington Quaqua. La organización cierra fila y lo mantendrá como candidato.
Brasilia. El encarcelamiento del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva endureció la convicción de su Partido de los Trabajadores respecto a que él debería ser nominado para la carrera presidencial, dijeron los miembros con mayor peso en el PT, un plan que podría dejar a toda la izquierda fragmentada.
Hay pocas probabilidades de que Lula, condenado por sobornos y enfrentado a seis juicios más por corrupción, será elegible para participar en las elecciones de octubre, aún si fuera liberado tras una apelación presentada por abogados brasileños.
Pero el PT ha cerrado filas detrás de él, luego de que su órgano ejecutivo nacional dijera la semana pasada que lo registrarán como candidato presidencial cerca del plazo de agosto para que los candidatos entren en la competencia.
Eso aplaza la probabilidad de que una corte electoral prohíba formalmente su candidatura y mantiene la presión sobre el poder judicial por encerrar al líder de las preferencias en los sondeos.
Todos los responsables del partido que anteriormente apoyaban al menos discutir candidatos alternativos tras la condena de Lula el año pasado, ahora dicen que no es momento para tal debate.
"Hablar de un Plan B ahora dividiría al partido en un momento en que nuestra táctica es fortalecer a Lula", dijo Washington Quaqua, jefe del PT en el estado de Río de Janeiro. "Él es nuestro candidato hasta que él decida lo contrario. Llevaremos esto hasta el límite".
Un funcionario del partido dijo que el repentino encarcelamiento de Lula después de perder un fallo de la Corte Suprema este mes dejó a los líderes en estado de conmoción, enfocándose a una vigilia en las afueras del cuartel de policía en la ciudad sureña de Curitiba, donde está detenido.
"Todavía están sorprendidos y nadie puede discutir claramente cuáles son las mejores opciones", dijo el funcionario, que trabaja en la conducción del partido en Brasilia, pero habló bajo anonimato porque no estaba autorizado para expresarse públicamente sobre la situación.
Capital político de Lula. Mantener a Lula como candidato es una forma de maximizar la eventual transferencia de su capital político a algún heredero que hasta ahora él evitó elegir públicamente, de acuerdo con el cientista político Rubens Figueiredo.
Pero Figueiredo dijo que la estrategia genera riesgos de dañar las posibilidades electorales de la izquierda, al demorar la campaña de un sucesor hasta que sea demasiado tarde.
"El plan de Lula es continuar en el escenario político todo lo que pueda. Y cuando sea prohibido, él dirá: 'como yo no puedo, éste es mi candidato'", dijo Figueiredo, director de CEPAC, un centro de investigaciones de Sao Paulo.
Los partidos pueden cambiar su candidato en las boletas hasta 20 días antes de las elecciones del 7 de octubre. Los sondeos de opinión antes de su encarcelamiento mostraban que Lula estaba bien adelante de otros potenciales candidatos, con 36% de las intenciones de voto en la encuesta de Datafolha en enero.
El heredero de Lula más probable es el ex alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, quien tiene un perfil nacional limitado y se ubica en menos de 10% en los sondeos, pero no cayó dentro de las investigaciones de corrupción que han alcanzado a la clase política de Brasil y disgustaron a los votantes.
Y el predominio del PT en las últimas dos décadas - y la importancia de Lula dentro del partido - han dado poco espacio a la izquierda para otros portaestandartes que podrían ocupar su lugar.