"Espero que podamos volver a establecer la democracia en el país con las elecciones para presidente, en sustitución del golpista que está allí y de todo su equipo ilegítimo", dijo en referencia al nuevo jefe de Estado, Michel Temer.
Río de Janeiro. El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que el miércoles dejó el poder de Brasil tras 13 años y medio con la destitución en el Senado de la presidenta electa Dilma Rousseff, defendió hoy anticipar las elecciones, previstas para el último trimestre de 2017, y analiza la posibilidad de presentar como candidato al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
"Ahora, frente a un gobierno que no tiene voto, que usurpa el poder, pensamos que la única manera de restablecer la democracia en el país es por el voto popular", explicó en una rueda de prensa el presidente del PT, Rui Falcao, aunque no quiso poner ninguna posible fecha a los comicios.
"Espero que podamos volver a establecer la democracia en el país con las elecciones para presidente, en sustitución del golpista que está allí y de todo su equipo ilegítimo", dijo en referencia al nuevo jefe de Estado, Michel Temer.
"La idea de anticipación es hacerlo cuanto antes, pero se necesita de un plazo legítimo para hacer eso", agregó y dejó abierta la puerta a que Lula, presidente entre 2003 y 2010, sea el candidato del PT "para restablecer la democracia", pese a ser investigado por su posible vinculación con la red de corrupción en Petrobras.
"Esta represión es un componente de una cruzada política e ideológica contra la izquierda y contra el expresidente Lula en particular. Ha sido víctima de acciones contradictorias de la acusación", comentó Falcao, para quien "el objetivo es claro: interceptarle política y electoralmente también a él, si el expresidente quiere ser candidato en 2018".
El PT salió del poder tras trece años y medio, después de que Rousseff fuese despojada del cargo definitivamente por el Senado, que votó en su contra en un juicio político abierto por las irregularidades fiscales durante su gestión de 2014 y 2015.
Temer, quien ya había roto filas con Rousseff y estaba en el poder de manera interina desde el 12 de agosto cuando la entonces mandataria fue suspendida del cargo para afrontar el juicio, fue ratificado para asumir la presidencia brasileña en propiedad hasta el 1 de enero de 2019, fecha en la que termina el mandato