El mandatario mexicano recibió a seis periodistas para llevar a cabo una entrevista colectiva centrada en una sola temática: las once reformas aprobadas en sus 20 meses de Gobierno.
Consciente de la controversia que generan reformas como la energética, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ha emprendido una fuerte campaña mediática que busca acallar las críticas y convencer a las masas de que su camino es el correcto.
"Se trata de llegar al máximo público posible. El presidente tiene claro que sus reformas tienen un fuerte cuestionamiento o al menos una fuerte duda" y con las últimas entrevistas "el cálculo mediático es claro, llegar a las masas", dijo a Efe el analista político Salvador García Soto.
Después de varios meses sin conceder entrevistas a los medios nacionales, Peña Nieto recibía el lunes en el Palacio Nacional a seis periodistas para llevar a cabo una entrevista colectiva centrada en una sola temática: las once reformas aprobadas en sus 20 meses de Gobierno.
Y la concedió sólo unos días después de promulgar las leyes que le permiten poner en marcha su reforma más polémica y trascendental, la energética, que ha causado la movilización de la izquierda pidiendo firmas de ciudadanos que exigen una consulta popular al respecto.
En opinión de García Soto, esta entrevista se realizó con un formato "un poco controlado en cuanto a que se asignó un tema específico", el de las reformas, y "no hubo cuestionamiento de otras cosas que quizás se preguntan los mexicanos".
"No criticaría el trabajo de los compañeros que estuvieron en esa entrevista, me parece que es más bien el esquema, el formato, juntar a tantos periodistas de tantos medios distintos, me parece un poco el culto a la personalidad", apuntó.
Aunque el programa, transmitido la noche del martes pasado por varios canales de televisión, tuvo bajos niveles de audiencia, las redes sociales criticaron la excesiva condescendencia de los comunicadores en sus preguntas a Peña Nieto.
Pero lo que más polémica despertó fue otra entrevista realizada por los actores Andrea Legarreta y Raúl Araiza, presentadores del programa de Televisa "Hoy", un magazine matutino que aborda, fundamentalmente, temas de farándula.
Peña Nieto los recibió también en el Palacio Nacional y se sometió a sus preguntas sobre la misma temática, pero con un tono mucho más relajado, apto para todos los públicos.
"Se trata de llegar a las masas, a la gente que ve este espacio", dijo García Soto, quien cree que esta estrategia tiene también otro por qué, el de comunicar alto a los ciudadanos que "van a venir una serie de anuncios de recursos de programas para apoyar la consolidación de estas reformas".
"Ahora se entiende bien la contención del presupuesto público" del año y medio previo, pues "hay un objetivo político bastante claro, hacerle ver a la gente que ahora, gracias a las reformas, sí fluirán los recursos".
En opinión de Aleida Calleja, coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Obsrevacom), toda esta "estrategia mediática" "no es nueva".
"Lo que vemos es un regreso a los viejos tiempos o nuevas formas de controlar la información, para controlar y mantener el poder", comentó.
"Hay una recomposición de la alianza entre el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y Televisa, que es histórica en México, no es nueva. Ambos han estado en el poder en este país, uno de manera institucional y otro de manera fáctica con esta alianza", y eso se ve en la reforma de telecomunicaciones, indicó.
"La población no se entera de los temas cruciales y de los puntos esenciales que tendrían que ser la cosa pública de discusión", añadió, sino que se da una utilización de "sus artistas, de sus programas de farándula para que el político vaya allí", lo que causa un "blackout (apagón) informativo".
El cineasta Alfonso Cuarón planteó a Peña Nieto en mayo pasado realizar al menos tres debates en televisión sobre los alcances de la reforma energética con la participación de expertos y voces independientes con puntos de vista a favor y en contra.
Los debates sobre "una reforma tan trascendente para la nación" deben ser "comprensibles, eficaces, ágiles" e incluir al presidente y su equipo, sugirió entonces Cuarón, cuya invitación no tuvo eco en el Gobierno.
