Fernando Londoño es un hombre polémico. Ha sido destituido e inhabilitado por la Procuraduría en varias ocasiones.
El ex ministro del Interior y de Justicia Fernando Londoño Hoyos ha tenido una trayectoria política ligada a la controversia.
Nacido en Manizales en 1934, de profesión abogado, hijo del ex ministro Fernando Londoño Londoño e integrante del partido conservador, hace varios años, desde la trinchera de la radio, Londoño Hoyos defiende sus tesis en el programa de las mañanas “La hora de la verdad” y como columnista del diario El Tiempo.
Se graduó como bachiller del colegio San Bartolomé de Bogotá y posteriormente adelantó estudios de derecho en la Universidad Javeriana. Su carrera profesional se proyectó como abogado experto en derecho civil, financiero, administrativo y penal. En ese contexto apoderó a multinacionales que demandaron al Estado en su rol de defensor de causas particulares en los casos de Termorío o el metro de Medellín. Además fungió como presidente del Banco del Pacífico, que después resultó intervenido por el gobierno.
En los turbulentos años del proceso 8.000, defendió al ministro de Defensa Fernando Botero Zea, el principal acusador del jefe de Estado, Ernesto Samper Pizano. En 1996 Botero confesó que de los dineros del narcotráfico que se colaron a la campaña “Samper Presidente” sabía el primer mandatario. Londoño Hoyos refrendó esa tesis, pero finalmente su cliente terminó condenado por el delito de enriquecimiento ilícito al probarse que se apoderó de $800 millones (US$58 millones apróx.) de forma irregular. Samper, por su parte, resultó absuelto por el Congreso.
Un año después, en 1997, Londoño Hoyos compró un paquete de 145 millones de acciones de la empresa Inversiones de Gases de Colombia S. A. (Invercolsa) por un valor superior a los $9.200 millones. Sin embargo, de inmediato se originó un litigio que apenas tuvo punto final el año pasado. Se descubrió que esa compra accionaria se hizo de forma irregular al establecerse que adquirió esas 145 millones de acciones como trabajador de esta sociedad cuando en realidad era un asesor externo y no podía comprarlas.
Una acción popular fallada hace dos años lo obligó a devolver el paquete de acciones de Invercolsa al Estado, así como los dividendos que esa operación comercial le dejaron a su patrimonio. Invercolsa era una firma que hacía parte del portafolio de inversiones de Ecopetrol. En 1997 la estatal petrolera sacó a la venta el 52% que poseía en la sociedad y acatando normas establecidas ofreció este porcentaje para que fuera adquirido a precios preferenciales por extrabajadores de la compañía. Por este hecho irregular se determinó que la actuación de Londoño Hoyos fue “indebida y de mala fe”.
Al margen de esta pelea particular, Londoño Hoyos fue nombrado como ministro del Interior y de Justicia por el presidente Uribe en agosto de 2002. De inmediato puso en marcha proyectos de ley como las reformas laboral y pensional en el Congreso y casó peleas duras con parlamentarios de oposición como Piedad Córdoba o Jorge Enrique Robledo. Así mismo tuvo un rol protagónico para sacar adelante la ley que convocó a un referendo ciudadano para modificar la Constitución en relación con políticas anticorrupción que fueron muy criticadas por analistas y que finalmente se hundieron.
En su ejercicio como ministro tuvo frases célebres. En noviembre de 2002, el juez de Tunja Pedro Suárez Vacca ordenó la libertad de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, por pena cumplida. La noticia causó revuelo nacional porque los exjefes del cartel de Cali apenas habían purgado siete años en prisión. El primero que puso el grito en el cielo Londoño Hoyos, quien calificó la decisión de Suárez Vacca como una ‘vuelta de la mafia’. Por este caso terminó destituido por la Procuraduría.
Durante su periodo como ministro en algún momento calificó la aplanadora uribista en el Legislativo como “el Congreso admirable”. Pero también los descalificó en algún debate al referir que “se la habían fumado verde”, haciendo referencia a que estaban discutiendo asuntos que iban en contravía del deseo del gobierno Uribe. Contestatario, criticado por sus posiciones conservadores, defensor del legado uribista, pero al mismo tiempo acusador de algunos de sus excolegas de gabinete, Fernando Londoño Hoyos siempre ha sido una voz controversial.
Al caer el telón del año 2003 salió del gobierno por cuenta del desgaste en su cargo, y vino a reemplazarlo Sabas Pretelt, a quien le tocaría heredar el chicharrón del proyecto reeleccionista que hoy lo tiene acusado en la Fiscalía por el delito de cohecho. Desde que salió del Ejecutivo se ha dedicado a la opinión y la radio. En muchas ocasiones se ha hablado de posibles atentados en su contra, pero sólo hasta ayer esos comentarios avisados se volvieron realidad.