La prensa rechaza el proyecto de ley que endurecerá las condiciones según las cuales los magistrados pueden ordenar una grabación y clausurará los periódicos que usen transcripciones antes de que se cierre la investigación preliminar.
Roma. La mayoría de los periódicos y boletines de noticias italianos cerraron este viernes por una huelga de periodistas, que protestan por los planes gubernamentales para restringir la información basada en material obtenido de grabaciones policiales.
El asunto incrementó la oposición al primer ministro, Silvio Berlusconi, en un momento en el que afronta una división en el seno de su coalición de centroderecha y tiene problemas para aprobar un paquete de austeridad de 25.000 millones de euros destinado a mejorar las finanzas públicas del país.
El Gobierno dice que la ley es necesaria para proteger la privacidad de individuos frente a investigaciones arbitrarias, pero sus críticos alegan que dañaría tanto la lucha contra el crimen organizado como la cobertura mediática de casos de corrupción.
El proyecto de ley, que tiene previsto votarse en el Parlamento el 29 de julio, endurecerá las condiciones según las cuales los magistrados pueden ordenar una grabación y clausurará los periódicos que usen transcripciones antes de que se cierre la investigación preliminar, algo que puede llevar años.
El FNSI, el principal sindicato de periodistas italiano, dijo que la legislación "limitaría gravemente el derecho de los ciudadanos a saber cómo están procediendo las investigaciones judiciales, imponiendo serias limitaciones a la libre circulación de información".
Entre los pocos periódicos en los quioscos estaban "Il Giornale", propiedad del hermano del primer ministro, y "Libero", un diario pro-Berlusconi que dijo que "los verdaderos obstáculos a la justicia son las grabaciones incontroladas".
Los periódicos italianos a menudo recogen transcripciones de grabaciones policiales antes de que sean admitidas como prueba ante el tribunal y han expuesto varios casos de corrupción de alto nivel a partir de ese material.
En mayo, el ministro de Industria, Claudio Scajola, se vio forzado a dimitir después de que la prensa publicara que su lujoso apartamento con vistas al Coliseo romano había sido pagado en parte por un empresario inmobiliario encarcelado por corrupción.
El tema de las grabaciones desató protestas generalizadas y profundizó la abierta acritud entre Berlusconi y su aliado Gianfranco Fini, presidente de la Cámara baja y cofundador, junto con el mandatario, del Partido de la Libertad.
"Un gran país democrático necesita servicios de noticias fuertes, libres y bien documentados", dijo Fini esta semana en declaraciones que han sido ampliamente interpretadas como un ataque a Berlusconi.
Los dos dirigentes de la centroderecha intercambian observaciones mordaces a través de los medios. Ha habido especulaciones casi diarias en la prensa respecto de que su enemistad podría destruir la coalición, forzando a la designación de un nuevo Gobierno o elecciones anticipadas.
La rivalidad se ha sumado a la batalla que Berlusconi tiene por delante para aprobar su paquete de austeridad en el Parlamento, frente a la oposición de grupos que van desde los sindicatos y los endeudados gobiernos regionales.
Berlusconi tenía previsto reunirse con líderes regionales este viernes, en un intento de aliviar tensiones, pero el ministro de Economía, Giulio Tremonti, y él han prometido no reducir la escala general de las medidas, que incluyen recortes de gasto y congelamiento de sueldos a funcionarios.
El primer ministro, cuyos índices de aprobación han caído nueve puntos, a 41%, en las últimas seis semanas, según un sondeo publicado esta semana en el Corriere della Sera, ha dicho que dimitirá si el Parlamento rechaza las medidas.
Ha pedido votos de confianza en el Senado la próxima semana y en la Cámara baja antes de final de mes.