Empujado por el descontento ante la alicaída economía del mayor productor mundial de cobre y las polémicas reformas del gobierno de Michelle Bachelet, su entorno confía en dar la "sorpresa" y consagrarse en primera vuelta.
Santiago. El ex mandatario conservador chileno Sebastián Piñera llegará con una amplia ventaja a la elección presidencial del domingo, pero tendrá que lograr más votos de lo que se espera si quiere evitar un riesgoso balotaje contra su rival de centroizquierda.
Empujado por el descontento ante la alicaída economía del mayor productor mundial de cobre y las polémicas reformas del gobierno de Michelle Bachelet, su entorno confía en dar la "sorpresa" y consagrarse en primera vuelta.
Con sus promesas de duplicar el crecimiento económico y dejar al país encaminado al desarrollo, el multimillonario de 67 años ha capturado un apoyo cercano al 44%, el doble de su más cercano rival, según las encuestas.
En la recta final, Piñera ha ido a la caza de una indecisa clase media, sumida en la apatía tras una serie de escándalos de corrupción lo que, junto con un disciplinado votante conservador, serían clave para sellar una contundente victoria.
"Llegó la hora de la verdad (...) vota por salir de este clima de frustración y estancamiento y vuelve a caminar por la senda del progreso y desarrollo. Hagámosla corta. Este domingo vota por los tiempos mejores y en primera (vuelta) vota Piñera", dijo el candidato en un reciente acto de campaña, llamando a sus compatriotas a sufragar en un país donde el voto es voluntario.
Piñera, que gobernó entre 2010 y 2014, dijo a Reuters que perfeccionaría las reformas de pensiones y educación, además de corregir un alza en los impuestos a las empresas, con un plan de US$14.000 millones financiado con más austeridad fiscal y mayores ingresos.
Arriegada "primaria". La centroizquierda llega a los comicios fragmentada con seis candidatos, lo que no la ayuda. Los analistas creen que la abstención, que podría ser histórica ante el desencanto de los chilenos con la clase política, también perjudicaría más a esta corriente que a la derecha, con votantes más disciplinados.
"La campaña no está instalada en la gente (...) se corre el riesgo de una participación muy baja", dijo a Reuters Marta Lagos, analista y encuestadora de la firma Mori.
El senador oficialista Alejandro Guillier, respaldado por radicales, socialistas y comunistas, lidera las encuestas para pasar a segunda vuelta en desmedro de la otra candidatura del bloque gobernante de la senadora Carolina Goic.
Las dificultades del pacto oficialista, con dos candidatos y sin un acuerdo parlamentario, han allanado el camino a la oposición. Con todo, Guillier ha reforzado el discurso de crear una nueva Constitución y proteger el legado de las reformas de Bachelet para reducir la brecha de desigualdad.
"Tenemos una elección donde vamos a definir dos Chile (...) solidaridad en educación, en salud como derecho para todos o volvemos a la economía de mercado", dijo recientemente Guillier.
Si el senador pasa a segunda vuelta tendrá la difícil misión de aglutinar el apoyo de toda la centroizquierda, algo que ha tenido una tibia acogida entre el resto de los aspirantes.
Fantasma de la abstención. Se espera que entre 6,0 y 6,8 millones de personas sufraguen el domingo, según el consenso de expertos y partidos políticos, lo que equivale a menos del 50 por ciento del padrón electoral, confirmando una creciente abstención.
"Si usted supone que Piñera tiene 3 millones de votos y si 6 millones votan, entonces Piñera gana en la primera ronda", dijo Kenneth Bunker, analista de la Universidad Central de Santiago, destacando que el votante de izquierda es más impredecible.
Además del sufragio presidencial, los electores tendrán que elegir senadores y diputados en algunas regiones, con un esquema de votación que reemplaza un intrincado mecanismo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet y que busca una mejor representación de los distintos sectores políticos.
Si Piñera gana como apuntan los sondeos, pero no consigue una mayoría en el Congreso, lo que es probable, deberá negociar sus proyectos y medidas más emblemáticas con la oposición.
"Su agenda de buscar hacer retroceder las reformas del gobierno actual y recortar los impuestos será moderada por las (nuevas) coaliciones legislativas", dijo James Watson, analista de la consultora Oxford Economics.