Los rastros hallados en el Edomex, DF y Querétaro han llevado a la cacería del capo y la captura de cómplices.
Ciudad de México. Una planta de luz y el transporte de un primate como mascota, en el Estado de México, así como dos motocicletas compradas en el DF y pistas clandestinas en Querétaro han sido clave para que las autoridades sigan la ruta de Joaquín Guzmán Loera El Chapo, fugado de una cárcel de máxima seguridad el 11 de julio.
A diferencia de su escape en 2001, del penal de Puente Grande, Jalisco, el líder del Cártel del Pacífico ahora ha dejado una serie de rastros que han permitido trazar el posible trayecto de su huida a Durango o Sinaloa.
Con la información obtenida, no sólo se han centrado los operativos de recaptura en tres puntos de la Sierra Madre Occidental, entre Durango y Sinaloa; también se logró la captura de los principales operadores de la red que ayudó en el escape.
Hasta el momento hay 34 personas consignadas por el caso; entre ellas, Óscar Manuel Gómez Núñez y Édgar Coronel Aispuro, abogado y cuñado de El Chapo, respectivamente, y 23 servidores públicos.
La planta de electricidad y las motocicletas abandonadas en el túnel fueron la evidencia que llevó a la detención de cómplices de la fuga.
El transporte por tierra de un primate —presunta mascota de las hijas de Joaquín Guzmán—del Estado de México a Sinaloa, llamó la atención de los agentes del Cisen que al investigar el caso concretaron la captura de Coronel Aispuro.
A diferencia de su fuga en 2001 del penal federal de Puente Grande, Jalisco, Joaquín El Chapo Guzmán Loera y el grupo de personas que le ayudaron a escapar de la prisión del Estado de México, dejaron una serie de pistas que han permitido a las autoridades detener a los principales operadores y seguir la huella del capo hasta la frontera de Sinaloa y Durango.
Entre otras evidencias, el personal encargado de las investigaciones, siguió la ruta de las dos motocicletas que se montaron en un riel para sacar la tierra durante la construcción del túnel y, posteriormente, al capo la noche del 11 de julio del presente año.
También se encontró el número de serie de la planta de energía eléctrica que los constructores del túnel usaron para dotarse de luz y de electricidad para los extractores de aire en la obra de 1.5 kilómetros.
En las investigaciones se establece que de esta forma se obtuvo la identidad de los compradores de estos equipos, los que fueron adquiridos entre marzo y abril de 2014, casi inmediatamente después de la detención del capo.
Otro indicio se consiguió al rastrear las llamadas telefónicas a partir de la detención de dos abogados, uno de ellos Óscar Manuel Gómez Núñez, quien por encabezar la defensa de Guzmán Loera tenía acceso a diario al penal federal.
Este abogado fue señalado como el cerebro orquestador de la fuga, al servir como enlace de las instrucciones de El Chapo con los encargados de la construcción del túnel.
Una vez que se concretó la fuga, el sábado 12 de julio, Gómez Núñez intentó ingresar al penal simulando que no sabía lo que había pasado, por lo que fue detenido y enviado a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) para declarar, posteriormente fue puesto en libertad.
Del seguimiento que se hicieron a las llamadas desde el celular del abogado, se fueron obteniendo pistas, las que confirmaron que tras concretar su escape, El Chapo fue trasladado en un convoy de tres camionetas hasta Querétaro.
En el municipio de San Juan del Río sus cómplices lo llevaron hasta la localidad de Senegal de las Palomas, en donde abordó una de dos avionetas que lo esperaban en una pista privada. Las evidencias que fueron regando El Chapo y sus asistentes permitieron llegar hasta los pilotos, quienes fueron detenidos y consignados, como lo confirmó la procuradora general de la República, Arely Gómez González, el pasado 21 de octubre, en un mensaje sobre el avance de las investigaciones.
Guzmán Loera voló hasta Sinaloa en una nave comandada por Héctor Ramón Takashima Valenzuela, señalado como uno de los pilotos históricos del cártel del Pacífico.
La otra nave, que sirvió de señuelo en caso de que alguna autoridad hubiera intentado seguirlos, lo que no ocurrió, fue pilotada por Romano Lanciani Llanes, quien enfrentó una avería que lo obligó a desviarse a Culiacán, la capital del estado.
En ese momento fue contactado Julio César Takashima Valenzuela, hermano del primer piloto, mecánico en aviación que reparó la avioneta.
El Chapo Guzmán, se convirtió en el criminal más buscado y enemigo público número uno en Estados Unidos y México, tras su fuga del 19 de enero de 2001, en los primeros días de la administración del panista Vicente Fox Quesada.
En aquella ocasión, El Chapo logró salir del ahora Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 2, Occidente, ubicado en Puente Grande, Jalisco.
Entonces se manejaron las versiones de que la fuga se concretó cuando Guzmán Loera utilizó un carro de lavandería, también se dijo que se disfrazó de mujer o que se vistió con un uniforme de custodio para salir por la puerta principal.
Esta situación terminó 13 años, un mes y tres días después, cuando la madrugada del 22 de febrero de 2014 elementos de las Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar), lograron la reaprehensión de El Chapo, en un departamento del condominio Miramar, en Mazatlán, Sinaloa.
Una vez recluido El Chapo en el penal, su abogado Gómez Núñez comenzó a orquestar la fuga por lo que llamó a Édgar Coronel Aispuro, hermano de Emma Coronel, esposa de Guzmán Loera y madre de sus dos hijas gemelas, piezas clave en las pistas que llevaron a la detención de los involucrados.
También se convocó a Lázaro Araujo Burgos, hombre encargado de la construcción de túneles en la frontera con Estados Unidos para el trasiego de droga, ahora para abrir uno en las inmediaciones del penal.
En la colonia Santa Juanita, de Almoloya de Juárez, Calixto Estrada Castillo vendió una extensión de su predio a dos supuestos empresarios ganaderos de Guanajuato, quienes iban a construir un supuesto criadero de cerdos.
Los compradores eran Rigoberto Martínez Dávalos, quien bajo su nombre falso de Francisco Ramírez León concretó la compra, y Germán Valdez Estrada, quien junto con Estrada Castillo realizaron una ilegal transferencia del predio, a cambio de 1.5 millones de pesos.
La compra del terreno se concretó en junio de 2014 y a partir de ese momento se comenzó a construir una casa y una bodega, que sirvieron de parapeto para ocultar el objetivo, que fue la construcción del túnel.
Las fuentes consultadas confirmaron que la compra de dos motocicletas abandonadas en el túnel se realizó por tres personas en una tienda
Elektra, en la delegación Iztacalco, en la Ciudad de México, lo que se consiguió con sólo seguir los números de serie y registro de la armadora de los vehículos.
En las investigaciones se establece que el comprador usó un nombre falso y se identificó con una credencial del Instituto Federal Electoral (ahora Nacional), pero se logró establecer su verdadera identidad.
También, por el número de serie se logró establecer el lugar en donde se compró la planta de energía eléctrica, que dotó de luz a los hombres encargados de la construcción del túnel.