La Policía australiana ha tomado contacto con el hombre que retiene un número indeterminado de rehenes en una cafetería de Sídney y asegura que persigue resolver el secuestro de forma pacífica.
La subcomisionada de la Policía de Nueva Gales del Sur, Catherine Burn, dijo que han estado en contacto con el secuestrador "de varias maneras".
"Queremos resolver esta situación de forma pacífica. Puede que nos lleve tiempo pero esta es nuestra intención. La prioridad es la seguridad de las personas que están dentro", dijo Burn ante la prensa.
La subcomisionada evitó dar más detalles, incluido el número de personas retenidas, por tratarse de una operación que sigue en marcha, aunque insistió en que la Policía actúa según un sistema probado.
También dijo que en el caso trabajan los mejores negociadores y todos los recursos de la policía, que realiza un seguimiento de Facebook y Twitter para encontrar información sobre el asaltante.
Preguntada por si hay bombas escondidas en Sídney, Burn dijo que la Policía se ha desplegado por toda a ciudad sin que de momento se haya encontrado ningún paquete sospechoso e insistió en que la prioridad es resolver el secuestro de la cafetería.
Cerrado el centro de Sidney. La Policía ha cerrado parte del centro de Sídney y evacuado a los residentes como medida de precaución lo que, según Burn, no ha tenido consecuencias destacadas en el funcionamiento del transporte púbico.
"Debemos seguir haciendo vida normal. Hay una zona de exclusión pero a parte de esto, el resto de edificios operan con normalidad", señaló Burn. Un varón armado, de unos 40 años de edad, mantiene retenidos a los civiles en el "Lindt Chocolate Cafe", situado en la zona financiera "Martin Place" de la ciudad australiana, desde primeras horas de la mañana.
Dos supuestas rehenes, una mujer que trabaja en el local y una clienta, sujetaron contra el cristal de la entrada una bandera negra con un texto en árabe en el que se lee "No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta".
Cinco personas han conseguido salir de la cafetería donde la Policía cree que el número de rehenes no superan los 30.