Las redadas de José Félix Ribas, las más mortífera de varias en Caracas, muestran cómo el gobierno ha usado al FAES para sofocar a críticos desde que el líder, Juan Guaidó, se proclamó presidente encargado.
Caracas.- Después de que policías venezolanos, vestidos con uniformes militares negros y máscaras del mismo color, detuvieron a punta de pistola al joven Yohendry Fernández, de 27 años, en la barriada José Félix Ribas, le preguntaron si tenía antecedentes penales y respondió que sí.
Entonces lo arrastraron a un pasillo y le dispararon dos veces en el pecho matándolo, según parientes y testigos.
Era la tarde del 24 de enero, el día después de que miles de personas en el vecindario bajaron de las colinas de José Félix Ribas para unirse a una masiva manifestación contra el presidente Nicolás Maduro, a cuyo gobierno culpan de sus problemas para obtener agua, energía y alimentos.
Varias docenas de miembros de la Fuerza de Acción Especial de la Policía Nacional Bolivariana, conocidos como FAES, habían subido a la barriada en vehículos blindados flanqueados por motos.
Las tropas irrumpieron en las polvorientas calles disparando mientras personas huían gritando "están aquí", según testigos.
Francotiradores treparon sobre tejados de hojalata de las humildes viviendas y algunos lugareños se escondieron debajo de sus camas.
Para el amanecer, la FAES había matado a por lo menos 10 personas, llevándose sus cadáveres y a una docena de detenidos, a quienes cubrieron el rostro, según cuatro líderes comunitarios de la zona.
El Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela, que atiende a las preguntas de medios de comunicación, no respondió a solicitudes de comentarios sobre las operaciones de la FAES.
Diosdado Cabello, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y uno de los hombres fuertes del gobierno de Maduro, dijo el miércoles que la oposición había inventado la cifra de muertos de los operativos del FAES.
La FAES dijo que los informes recientes sobre sus actividades eran "noticias falsas" difundidas por la oposición derechista.
"Nuestra lucha es contra los criminales que azotan nuestras comunidades todo el que teme al FAES es porque es criminal", agregó la unidad el jueves en su cuenta oficial de Instagram.
Habitantes de la zona dijeron que los agentes de la FAES regresaron a José Félix Ribas las siguientes tres tardes, provocando miedo en la comunidad pobre que solía ser un bastión de apoyo para Maduro y su predecesor, el fallecido Hugo Chávez.
Cinco años de recesión han convertido a muchos en fervientes opositores de Maduro.
Las redadas de José Félix Ribas, las más mortífera de varias en Caracas el mes pasado, muestran cómo el gobierno ha usado al FAES para sofocar a críticos desde que el líder de la oposición, Juan Guaidó, se proclamó presidente encargado y ganó el apoyo de potencias occidentales, que dicen que Maduro ocupa ilegítimamente el cargo.
Miedo al Faes. El informe revela un patrón empleado por FAES -creado en 2017 como una fuerza de elite para combatir el terrorismo y el crimen organizado- y una sensación de impunidad.
El Observatorio Venezolano de Violencia, una ONG, atribuye a las fuerzas de seguridad 43 muertes durante las protestas y redadas desde el 22 de enero y dijo que está procesando datos de más casos.
Keymer Ávila, profesor de criminología en la Universidad Central de Venezuela, dijo que aún no había verificado todas las muertes en José Félix Ribas, pero que 10 víctimas parecía razonable de acuerdo con su conocimiento de lo ocurrido.
Grupos de derechos acusan al gobierno de utilizar a la FAES para allanar hogares de venezolanos después de que regresan de las protestas, con la ayuda de datos que ofrecen informantes oficialistas.
Las autoridades han arrestado a más de 900 manifestantes desde el 21 de enero, dijeron grupos de derechos humanos. El Ministerio de Comunicación tampoco respondió a consultas sobre los arrestos.
José Pinto, jefe del Movimiento Revolucionario Tupamaro, un influyente grupo militante que apoya al gobierno, dijo a Reuters que él y otros llamados "colectivos" ampliaban su red de informadores.
Alertaron a la policía de "actividad sospechosa" antes de las protestas del 23 de enero, enviándoles fotos y direcciones de presuntos "conspiradores de la derecha" que, dijo, desembocaron en redadas.
"Consecuencias". El martes antes de la manifestación opositora, los residentes dijeron que una camioneta sin placas circuló por las calles de José Félix Ribas, un distrito dentro de la gigantesca barriada de Petare, transmitiendo un mensaje: "Si salen a la marcha, van a sufrir consecuencias".
Le prestaron poca atención. Pero seis lugareños dijeron que las consecuencias quedaron claras al día siguiente cuando el FAES arrastró a una madre de 23 años -prima del presunto líder de una pandilla- de su casa y la mató a tiros.
Una iglesia fue baleada. Un hombre fue ejecutado luego de ser detenido y esposado dentro de un vehículo, dijeron residentes.
Políticos locales dijeron que las autoridades habían justificado el ataque como una operación contra un grupo criminal. El gobierno aún no ha presentado pruebas de que los muertos fueron parte de ese operativo.
Paula Navas, una organizadora política de la comunidad local, dijo que las autoridades buscan silenciar a la comunidad.
"Traumatizaron a los niños. ¿Cuál fue el real objetivo de esto?", dijo.
Yohendry Fernández había estado arreglando motocicletas en un estacionamiento en la vía principal de la barriada, a unos 200 metros de la casa de su familia.
Las motocicletas eran su obsesión, dijo su familia, y videos en su página de Facebook lo muestra en carreras por avenidas de Caracas. A veces las arreglaba para la policía local, comentaron.
A las tres de la tarde, justo cuando Fernández se dirigía a su casa, llegó la FAES: se dividieron en grupos que avanzaron hacia la parte alta del barrio. Uno estableció un bloqueo en una pequeña plaza donde se dividía el camino. La casa de Fernández, donde lo esperaban su esposa y sus dos hijos, estaba al otro lado.
"No le hagas daño". Después de que miembros de la familia le contaron a su madre, Isabel Pino, que la FAES había arrestado a su hijo, ella se acercó y le rogó a un oficial: "No hagas daño, él es especial".
El funcionario le ordenó que volviera a entrar en su casa, dijo Pino, de 49 años, a Reuters.
Luego, agregó la mujer, se escucharon dos disparos.
La siguiente vez que Pino vio a su hijo fue en el hospital, con una herida de bala en el corazón y otra en el esternón. Dijo que no ha recibido ninguna explicación oficial por la muerte de su hijo.
La familia enterró a Fernández el lunes en un cementerio fuera de la ciudad, el único lugar que podían pagar. Pino sigue diciéndole a Andrés, el hijo de cuatro años de Fernández, que su papá está dormido.
Wendys, la esposa de Fernández, Navas y Aviud Morales, un maestro local que estaba en el lugar, confirmaron los detalles de la muerte del joven mecánico de motos.
Cuando la FAES regresó a José Félix Ribas los días posteriores a la redada, interrogaron a la familia de Fernández sobre supuestas conexiones criminales, lo que Pino negó. Se ha impuesto una suerte de toque de queda nocturno en toda la zona.
"Nada mas con el nombre, las FAES, ya estoy aterrada", dijo Pino. "Ahorita me dijeron que estaban en la zona (...) Me da un dolorcito en el estómago".