Las FARC rompieron la tregua en represalia por un bombardeo en el que murieron 27 rebeldes, incluido un líder que participó en los diálogos de La Habana.
Bogotá. Un coronel de la policía fue asesinado el viernes con "tiros de gracia" por guerrilleros de las FARC que activaron una bomba al paso del vehículo en el que se desplazaba por una carretera del suroeste de Colombia, el más reciente ataque de la insurgencia en medio del recrudecimiento del conflicto interno, informó la institución armada.
El ataque que provocó la muerte al coronel Alfredo Ruiz y a un patrullero que lo acompañaba se produjo en la vía que comunica a los municipios de Córdoba e Ipiales, una zona montañosa del departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, cuando el oficial regresaba a su cuartel de operaciones después de supervisar la zona a su cargo.
"El coronel y el patrullero fueron ultimados con tiros de gracia", dijo a periodistas el director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino. En el ataque también murió un civil que pasaba en una motocicleta por el lugar.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que mantienen una negociación de paz desde hace más de 30 meses en Cuba con el Gobierno, intensificaron sus ataques contra la infraestructura productiva y las Fuerzas Armadas en las últimas tres semanas después de romper un cese unilateral al fuego.
Las FARC rompieron la tregua en represalia por un bombardeo en el que murieron 27 rebeldes, incluido un líder que participó en los diálogos de La Habana.
Desde entonces las FARC, que cuentan con unos 8.000 combatientes, han cometido más ataques que en los primeros cinco meses del año. Las Fuerzas Militares también han respondido con ataques y bombardeos en los que han muerto varios rebeldes.
El escalamiento de las hostilidades de la guerrilla ha incluido la voladura de oleoductos que han causado contaminación del subsuelo y ríos, caídas de torres de energía, así como destrucción de acueductos y carreteras.
Los ataques de las FARC contra las torres de energía, los oleoductos y los acueductos han afectado a más de un millón de personas en siete de los 32 departamentos del país de 48 millones de habitantes, principalmente en el suroeste en donde el grupo insurgente tiene una fuerte presencia.
"Asesinando uniformados y dejando poblaciones sin luz ni agua, las FARC demuestran que no tienen voluntad de paz sino de guerra", dijo el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
De acuerdo con analistas, con los ataques la guerrilla busca demostrar su poder militar y presionar al Gobierno a pactar un cese bilateral de hostilidades, aunque el presidente Juan Manuel Santos insiste en que sólo lo hará al final de la negociación.
Pese a los altibajos y las tensiones, los diálogos de paz han logrado más avances que todos los esfuerzos previos para superar cinco décadas de un conflicto que ha dejado más de 220.000 muertos y millones de desplazados.